El presidente Felipe Calderón ofreció en el Monterrey magistral exposición de la forma en que opera la delincuencia organizada y la diversidad de sistemas que utiliza para el control y distribución de la droga en México.

Aquí sus palabras textuales: “Antes, los criminales, básicamente los narcotraficantes, eran eso: traficantes de droga a Estados Unidos y ocupaban básicamente rutas, se encargaban únicamente de pasar la droga a Estados Unidos.

Era un negocio, es todavía, desde luego, porque no lo han abandonado, lo han incrementado, pero es un negocio que consiste básicamente en transportar la droga por México. Es un negocio de logística y de transporte.

Sin embargo, a mediados de los 90, básicamente por dos razones: Porque los colombianos empezaron a pagar droga no en dinero, sino en especie; es decir, en kilos de cocaína y no en billetes de dólares, por una parte. Pero, sobre todo, porque México empezó a crecer muy fuertemente, como veremos en un momento. Nuestro ingreso per cápita pasó de dos mil dólares a principio de los 90, a más de 10 mil ahora. México se volvió en un mercado apetitoso de consumo, de consumo de todo, de viviendas, de coches, de refrigerador y, también, de drogas.

Y, particularmente, las zonas de mayor recreación o de mayor poder adquisitivo se volvieron mercados disputables y apetecibles para los criminales.

Esa es, a mi juicio, la principal razón de lo que ocurrió, por ejemplo, aquí en Monterrey, que es, a final de cuentas, la zona que tiene el mayor ingreso per cápita del país. Y, en consecuencia, lo mismo para un vendedor de refrigeradores, que de coches, grandes, chicos, que para un narcomenudista, un vendedor de droga, también, se le vuelve un mercado apetitoso y va por ese mercado.

Entonces, el hecho es que estos grupos criminales pasaron de un negocio de narcotráfico, nada más. Pasaron de un negocio de rutas y de tráfico de drogas a otro que es negocio de narcomenudeo. Y esto cambió todas las cosas.

Por qué razón.

Porque no es lo mismo pasar la droga nada más hacia el otro lado, que ya intentar colocarla. Pensemos en las diferencias. Para pasar la droga a Estados Unidos, qué necesitas. Una ruta y un punto en la frontera para sobornar a una autoridad.

Pero para distribuir la droga aquí, necesitas puntos de venta. Y estos señores empezaron a poner puntos de venta en prácticamente toda la República. Es la lógica de cualquier distribuidor minorista, además.

Piensen en dos marcas de refresco, no digo nombres, o en dos marcas de cervezas, unas muy regiomontanas. En fin.

Cuál es la lógica del distribuidor minorista.

Va a vender en cualquier punto donde pueda vender. Hasta en la última tiendita del último ranchito, ustedes van a encontrar puntos de venta. Puntos de venta es lo que se están disputando, puntos de venta.

Y cuáles son esos puntos de venta, amigas y amigos.

Desde los bares, por ejemplo, de buena y de mala muerte, desde los del barrio viejo, hasta de los de las colonias más apartadas de Guadalupe, hasta las tienditas cerca de las secundarias, los videojuegos. En fin. Son puntos de venta.

Ésta es una primera diferencia. Entonces, ellos van a buscar dominio territorial. Segunda diferencia es el dominio territorial.

Por qué.

Porque para controlar sus tienditas, hagan de cuenta que necesitan sus concesionarios. Yo me acuerdo que antes, por ejemplo, los vendedores de coches, ésta era el concesionario de la Ford, digamos, en Monterrey; y éste es el concesionario de electro quién sabe qué, en tal parte.

Ellos hacen sus franquiciatarios y sus concesionarios. Y lo que hace este dueño de plaza es tratar de controlar la plaza. Para controlar sus tienditas y sus distribuidores, trata de dominar la plaza, y por eso agrede a las autoridades, a través de la amenaza o del soborno, de lo que se llama la ley de plata o plomo: O me obedeces y me das chance, y aquí está tu lana, o te mato, como han matado a muchos alcaldes, por ejemplo, en Nuevo, en Tamaulipas, en Coahuila; como mataron a Edelmiro, por ejemplo, y a otros alcaldes.

Qué otra diferencia hay.

El número de criminales.

Cuánta gente se necesitará para pasar una tonelada de cocaína a Estados Unidos.

Hagan todos los números que quieran, desde el chofer y su ayudante en el tráiler, más los que la cargan a la ida, que pueden ser 10, 20. El número que me digan. 50. Más los que van acompañándolo.

Qué les gusta. Decenas, cientos de gentes. Está bien, para pasar una tonelada de cocaína.

Ahora. Díganme. Cuánta gente creen que se necesite para vender una tonelada de cocaína en bolsitas de un gramo. Estamos hablando de un millón de bolsitas por cada tonelada, un millón de bolsitas, lo cual implica que ya no emplean decenas o cientos, sino miles de gentes, miles. Lo cual hace que van extendiendo unas redes que antes no existían.

Entonces, este problema deriva, precisamente, una parte, en que los criminales pasaron de ser simples narcotraficantes, a narcotraficantes más narcomenudistas, con lo cual cambió todo el negocio. Buscaron el control territorial y al buscar el control territorial, qué hacen.

Se meten a las policías, por ejemplo, y sobre todo, se pelean contra otros, que también buscan esa plaza, otros criminales. Y por eso se dan choques, que son como cortocircuitos.

Vamos a ver, por ejemplo, cómo se van dando esos choques en México. Aquí, concretamente, en la zona del Noreste, había una banda muy consolidada, que era el Cártel del Golfo, y su grupo operador, Los Zetas.

Un buen día, y ese día fue en enero del año pasado, porque uno le mató al otro un fulano, etcétera. Y porque como todo pasa que un negocio de tanto dinero, empieza a haber fricciones, a ver quién se queda con el dinero, se empezaron a pelear, literalmente, a muerte, los del Golfo con Los Zetas.  Y eso provocó, amigas y amigos, un choque brutal.

Por qué.

Porque, además, se conocen. Saben quiénes son los distribuidores del otro. Saben quién es el que le da protección al otro. Entonces, van por él a su casa, van por él, por el policía que lo estaba cubriendo; van por él, desde el taxista que distribuía, el de la tiendita que distribuía, el del table que distribuía.

Los pobres muchachos que mataron, por ejemplo, en El Sabino, en Sabino Gordo aquí, en la Zona Metropolitana de Monterrey. A lo mejor, el del negocio era de unos, llegaron y arrasaron con todos. Fue una matanza cruel, brutal, y qué bueno, Gobernador, que ya se atrapó a los responsables, o una parte de ellos.

Pero eso es lo que hay: un choque de cárteles. Y, otra vez, pienso en lo de los refrescos y las cervezas. Llega uno con su refresco a una tiendita, y le dice: Mira, yo te traigo  mi refresco. Te voy a regalar un refrigerador para tu tienda, pero, siempre  y cuando, no vendas más que mi refresco. Y aquí, en este estadio nada más mi cerveza se va a vender, pero yo pongo todo.

Estos cuates, imagínense, sólo que lo hacen con ametralladoras y granadas, lo cual hace, precisamente, explicar una de las causas principales de violencia. Éste, por ejemplo, entre los grupos criminales que operan en Michoacán que, también, se pelean, por ejemplo, con Los Zetas, y que explica mucho la violencia en mi propio estado.

Aquí mismo, una derivación de los cárteles que operaban en Jalisco, en el Puerto  de Manzanillo y conexas, con mis propios paisanos, digamos, y un grupo  que se desmiembra, que es La Resistencia. Y otro punto de violencia.

Otro, muy fuerte, en el del Pacífico.

Aquí se pelean, por ejemplo, por un lado, los de El Chapo y los del Mayo Zambada, que eran los del Pacífico, con Beltrán Leyva. Para que se den una idea, Arturo Beltrán Leyva era compadre de uno de ellos, es todavía. Pero como se asumen que se traicionan, se dividen, se pelean a muerte, y eso explica la enorme violencia que hay en Sinaloa, por ejemplo, que hay en Nayarit, y que se extiende, en algunos casos, a Guerrero.

La de Tijuana, que se ha venido a menos, afortunadamente, se ha controlado bastante, que es la de los Arellano, que estaban en Tijuana, contra el propio Pacífico. La que ha cobrado yo creo que más vidas en México, que es la pelea del Pacífico, El Chapo, El Mayo, etcétera, contra el Cártel de Juárez.

En ciudades fronterizas, además, se acumulan los problemas de los dos tipos de negocio. Juárez, por ejemplo.

Juárez está exactamente en medio de la frontera, lo cual quiere decir que uno puede entender que hay rutas hacia Estados Unidos que dominan claramente los del Pacífico, y hay rutas a Estados Unidos que dominan claramente los del Golfo.

Pero en medio, ésta es una zona del punto de mayor distribución de droga de Estados Unidos donde domina el viejo negocio: El narcotráfico. Pero el nuevo negocio, también, es importante.

Por qué razón.

Porque Juárez tuvo un crecimiento explosivo, como lo tuvo Reynosa o Matamoros, Tijuana, Nogales, ciudades fronterizas donde tiene un gran éxito la maquila, por ejemplo, y crece su población de una manera en que el Gobierno no puede alcanzar a la población, no le puede dar escuelas, no le puede dar hospitales, no le puede dar calles, no le puede dar servicios, no le puede dar policía.

Entonces, la gente se va congregando en una situación social muy precaria y, ahí, los muchachos que no tienen secundaria, que no tienen prepa, cuya mamá trabaja, que el papá no está, la mamá trabaja en la maquila, se quedan en la calle y son víctimas, precisamente, de los que venden drogas.

Juárez se convirtió en el punto de venta de heroína per cápita más grande de toda América Latina. Y estas bandas se hacen, precisamente, grupos que se van afinando a los cárteles.

Entonces, en Juárez se combinó lo peor de las dos cosas: la disputa por el tráfico hacia Estados Unidos, más la disputa por los miles de puntos de venta de droga en propio Ciudad Juárez.

Aquí, esto Pacífico-Zetas que se pelean todo el centro ahí, desde Zacatecas, que se ha vuelto un punto conflictivo, y San Luis Potosí, contra Jalisco, por ejemplo.

Otro más, en Acapulco y Michoacán y Estado de México, que es La Familia o los Templarios, ahora, contra los Beltrán Leyva, y sus derivaciones, por un lado, Los Templarios, por otro lado, La Barbie.

Pero esto explica, amigas y amigos, es como si fueran cortos circuitos de cables que chocan en distintos puntos de la República. Hay conflictos específicos que explican esa lógica de violencia entre grupos criminales.

Ahora. Qué ha pasado, amigas y amigos. Los teóricos, porque esto no es un fenómeno exclusivo de México. Ha ocurrido, ahorita el más cercano, en Colombia, en toda América Central, pero ocurrió en Estados Unidos y Miami, y en Chicago y con la mafia italiana.

Los teóricos del crimen organizado, qué dicen.

Primero. Qué es crimen organizado.

Crimen organizado es aquel que mediante la violencia o mediante la amenaza, busca apoderarse de las rentas lícitas o ilícitas de una comunidad. Ojo, no es sólo es narcotráfico y narcomenudeo. Empiezan con narcotráfico y narcomenudeo, pero como en el narcomenudeo tienen que apoderarse de la plaza, qué ocurre.

Ya apoderados de la plaza, se dedican a todo tipo de delito, porque como son los dueños, le empiezan a sacar la renta a la gente, empiezan por otros criminales. Tú vendes piezas de carros robadas, págame cuota, porque aquí el que manda, soy yo. Tú vendes gasolina robada a PEMEX, págame cuota, porque aquí el gallo, soy yo.

Y luego esa barrera entre lo legal y lo ilegal o tú vendes discos pirata, vendes alcohol adulterado, págame, págame. Pero esa barrera se empieza a romper entre lo ilegal y lo legal.

Por qué.

Porque un día le cobraron al de un table de mala muerte en un centro comercial, por qué no le van a cobrar al del restaurante en ese mismo centro comercial. Si le cobran al de una gasolinera que se sabe que vende gasolina robada de un ducto y hay otra gasolinera enfrente, por qué no le cobran a las dos de una vez. Es lo que los economistas llaman economías de alcance.

Tú, una vez que desarrollas una actividad, si puedes obtener una renta adicional sin tener costos adicionales, la obtienes. Si tú, por ejemplo, haces caña de azúcar y con el bagazo que queda puedes hacer electricidad y venderla, lo haces; o si haces, un producto con el desperdicio que te queda puedes vender piezas de cartón, o lo que sea, lo haces. Esa es una economía de alcance.

El criminal de esta década pasada, qué hizo.

Una vez que tomó el control del pueblito, o del municipio, o de la ciudad, ya se le hizo fácil dedicarse a secuestrar, a extorsionar, a cobrar derecho de piso, a robar, a matar.

Por eso, amigas y amigos, lo que más nos preocupa a nosotros no es el narcotráfico, en sí mismo, el narcomenudeo que, por supuesto, hay que combatirlo, sino el crimen organizado, este que trata de apoderarse de las rentas de la gente; éste que roba, secuestra, mata, extorsiona y que es lo que más perjudica a la gente.

Los teóricos del crimen organizado en todo el mundo han desarrollado, algunos de ellos, una hipótesis, que el crimen organizado no es un fenómeno estático, no es algo que está ahí, y que si no lo tocas, como algunos piensan, no pasa nada. No. se expande, se expande como un gas, se expande como una mancha, como una plaga.

Y esta expansión es como un virus que tiene tres fases. Y estos expertos toman estas fases con ejemplos de la biología. Y dicen, hay tres fases del crimen organizado:

La primera es la fase predatoria.

Qué quiere esto decir. Que hacen daño, pero, finalmente, son pandillas, grupos de chavos, ahí lo que sea, que operan en su colonia localmente, y que, a final de cuentas, los puede controlar la policía. Llega la policía, los pone en orden, se los lleva, los encarcela. En fin. Hasta ahí.

Pero si no se cuida esa fase, luego viene una etapa parasitaria. Empiezan a conectarse con la autoridad, empiezan a sobornar a la autoridad, empiezan a arreglarse con los polis, ahí, de la colonia, empiezan a arreglarse con los judiciales o ministeriales.

Empiezan y se conchaban a un comandante, se hacen cuates y sobornan a un Ministerio Público. De repente se apoderan del comandante de la policía de un municipio. Y este proceso, amigas y amigos, se llama parasitaria, ya están metidos, como parásitos, en los órganos del estado.

Y si no se controla esa, viene una tercera que es peor, la simbiótica, donde ya el crimen y las instituciones de seguridad y justicia son una y la misma cosa.

A alguien lo extorsionan, a alguien le secuestran un pariente, va a la policía o al Ministerio Público de ahí, la localidad, no acaba de presentar su denuncia cuando ya le están hablando: Ya supimos que nos fuiste a poner el dedo. Te vamos a matar, etcétera, etcétera.

Por qué.

Porque ahí mismo están los agresores. Los policías, que son los que se conchaban para operar, los policías que estaban metidos con los que atacaron el Casino Royale, por ejemplo, se les dieron las pistas, por dónde y a dónde,  etcétera.

Eso es, precisamente, una etapa simbiótica, muy peligrosa. Puede ser parasitaria ahí, porque están metidos, sin que necesariamente dominen. Pero hay pueblos o localidades en México, y este fenómeno ha ocurrido en otros países, donde  son una y la misma cosa.

Vean el caso, por ejemplo, de otros países: Somalia. Somalia es un país perdido, donde los criminales, estos que asaltan los barcos, en el Canal de Suez, etcétera, son los mismos que el Estado.

Es decir, esta etapa simbiótica es la etapa que debemos evitar en todo caso. Yo digo que todas. Por eso, es tan importante. Y creo que aquí, en el Noreste, entramos afortunadamente, a tiempo para contener a los criminales, en esta etapa parasitaria.

Porque sabemos que se metieron. Se metieron a las policías, se metieron a los Ministerios Públicos, etcétera.

Por eso, es tan importante limpiar las instituciones".