El Anuario de Migración y Remesas, elaborado por el Consejo Nacional de Población y la Fundación BBVA Bancomer, reveló que más del 10% de personas nacidas en México reside actualmente en otros países, principalmente, en Estados Unidos.
Este fenómeno genera problemas de salud en la población que han sido poco explorados, pero que representan importantes focos rojos que deben ser atendidos, consideró Gustavo López Castro, investigador del Colegio de Michoacán.
Hasta hace tiempo, varios funcionarios consideraban que el problema de la migración era bueno, pues estas personas enviaban mucho dinero al país, una situación que recientemente se revirtió debido a que las remesas enviadas disminuyeron en 4 %.
La ausencia afecta, dijo, tanto al que se va como al que se queda, “sentimientos y emociones que en determinadas circunstancias pueden llevar a problemas de salud emocional que se manifiestan de diversas formas”, precisó el miembro de la Academia Mexicana de Ciencias al participar en el Primer Encuentro Ciencia y Humanismo, Centro, realizado en las instalaciones de la UNAM, en Juriquilla, Querétaro.
“Las personas que se quedan cargan con una gran presión por la incertidumbre de si el marido se porta bien o mal. Además, la mujer queda bajo el control a distancia pues es vigilada por la suegra, los cuñados, con el teléfono, whatsApp o internet”, explicó. Adicionalmente, son las mujeres son víctimas de acoso sexual, están bajo un constante estrés por la fluctuación de ingresos, los chismes y la violencia.
López Castro señaló que este fenómeno, de reciente estudio, ha sido llamado el “Síndrome de Penélope”, al igual que la esposa de Ulises (en la historia escrita por Homero) la cual es presionada para que elija un nuevo marido, pero ella resiste hasta la llegada de Odiseo.
“El ‘Síndrome de Penélope’ se caracteriza en las mujeres por estar sometidas a carga físicas y emocionales que pueden dar lugar a trastornos tanto somáticos como psíquicos en un ambiente social de alta migración masculina”, definió el especialista en migración. Es importante identificarlo por el sufrimiento que implica y el deterioro familiar que supone, comentó.
Por otro lado, desde hace dos años se comenzó a hablar del regreso de los migrantes que, en 2013, evidenció una disminución importante en las remesas y una mayor presencia de emigrantes de retorno en los pueblos.
“Están regresando a comunidades con recursos limitados por los escasos puestos de empleo, lo que ocasiona grandes conflictos en el tejido social y emocional”, dijo. “Muchos manifiestan sentimientos de desesperanza porque además del duelo que dejan allá, no tienen plan, generando, entre otros problemas, depresión, que podría ser la causa de suicidios”.
A este fenómeno se le ha llamado el “Síndrome de Ulises”, en el cual prevalece un sentimiento interno de fracaso y miedo, que ha llevado a los médicos en los pueblos a restringir en la población el uso de antidepresivos.
“Hace falta una política social y política pública que atienda esta parte oculta que tienen las migraciones, no algo imaginario, psicosomático, sino real, concreto que está sucediendo en los pueblos”, comentó.