Tzintzuntzan, Michoacán.- “México es mucho más que todos sus problemas y la prueba es su gente, el 99 por ciento de la población es buena, con valores y tenemos que seguir mostrándolo.
El portavoz de nuestro país tiene que ser la honestidad, la buena música, los grandes centros ceremoniales, las playas hermosas, la gastronomía de primer nivel”, destacó el tenor Fernando de la Mora durante el concierto que ofreció la noche de este miércoles 1 de octubre en la explanada de las Yacatas, en Tzintzuntzan.
El evento organizado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), a través del Programa Nacional de Animación Cultural, reunió a 3 mil 500 personas que acompañaron al intérprete en un viaje por diversas latitudes geográficas, temporales y emocionales.
“Este tipo de música no es muy popular, por eso es importante seguir fomentando estos eventos para que la gente aprecie y pueda enamorarse de este género que es el más sublime”, dijo Ángel García, quien acudió acompañado de familiares y amigos.
Por su parte, la joven Yuridia Bello Camacho consideró que la creación de estos espectáculos refleja el panorama que se vive en Michoacán: “Es un sitio tranquilo donde puedes ir a un concierto en un espacio al aire libre, como lo son las Yacatas, y con la confianza de venir con tu familia”.
En ese sentido, el estudiante José Manuel Flores señaló que estas actividades culturales “ayudan a los michoacanos a sentir tranquilidad en el sentido de que se puede salir a disfrutar de un evento y para la gente de fuera, un atractivo turístico más”.
El recital comenzó a las 20:00 horas con el tema Dime que sí, de Alfonso Esparza Otero. Vestido de gala y acompañado del quinteto de Gonzalo Romeu, Fernando de la Mora saludó a la audiencia para seguir con la interpretación de la canción española La paloma, de Sebastián de Iradier.
El periplo musical continuó con dos de los más representativos temas de la trova yucateca, ambos de Ricardo Palmerín: Peregrina y Las golondrinas, considerado este último un himno en esa península. Luego se dio un salto a la música de Cuba con Quiéreme mucho, de Gonzalo Roig, mientras que el momento operístico llegó con Parlami d’amore y Torna a sorrento.
Después tocó el turno de Comparsa, pieza instrumental de Ernesto Lecuona; Allí, de Pedro Flores, y Cómo fue, de Ernesto Duarte, en un momento en que la lluvia cayó sobre la zona arqueológica, aunque la mayoría del público permaneció en sus lugares e incluso utilizó las sillas para cubrirse y escuchar Vereda tropical, de Gonzalo Curiel, y el danzón Rigoletito.
Una vez concluido el chubasco, el romanticismo se hizo presente con dos composiciones de Armando Manzanero: Voy a apagar la luz y Como yo te amé, para concluir con una aclamada interpretación de Granada, de Agustín Lara.
En medio de una gran ovación y con el público de pie, el tenor mexicano recibió un reconocimiento por parte del presidente municipal de Tzintzuntzan, José Gerardo Villagómez Calderón; la directora del Programa Nacional de Animación Cultural, Irma Caire; y del secretario de Cultura del Gobierno del Estado de Michoacán, Marco Antonio Aguilar Cortés.
Ante la insistencia y júbilo de los asistentes, Fernando de la Mora cerró la presentación, en la que fue la última gran capital del imperio purépecha, con las canciones Amor eterno y Júrame, que fueron coreadas por cientos de personas de diversas edades.
Considerado por la crítica como uno de los mejores tenores del mundo, Fernando de la Mora dijo sentirse contento de la respuesta de la audiencia que, a pesar de los inconvenientes del clima, lo acompañó durante hora y media.
“Hay que darle prioridad a la educación y la cultura, dejemos de ver estos aspectos como un gasto, hay que verlos como una inversión y como la gran oportunidad que tenemos los mexicanos para elevar nuestro espíritu, poder ser mejores seres humanos y dejar un mejor país para los que siguen”, manifestó De la Mora.
El concierto formó parte del Programa Especial de Acción Cultural Michoacán 2014, el cual realiza el gobierno federal con la el propósito de acercar a los habitantes del estado a otras alternativas de convivencia social mediante actividades culturales, presentaciones musicales, teatrales y artísticas.