La estructura de los órganos de control del Ejecutivo federal es gigante, pero sólo es aprovechada por una sola entidad, “cuando deberíamos utilizar esos recursos humanos y estructuras que cuestan mucho dinero y, con ello, obtener un mejor avance y evaluación en el reporte de la ASF”.
Así lo señaló el diputado José Francisco Rábago Castillo, quien lamenta que a pesar de que los órganos de control del Gobierno pueden representar una verdadera Reforma del Estado por las facultades de fiscalización que tiene, la rendición de cuentas tan indispensable para el desarrollo de un país todavía no se consolida.
Y aunque reconoció que hay un avance significativo en el control de los recursos públicos y de la transparencia, consideró que es necesario que en el Gobierno federal y en los estatales se formen cuerpos colegiados.
“Es necesario que la ciudadanía vea que sus recursos están siendo manejados con absoluta transparencia y que los ejecutivos federal y estatales no tienen bajo su responsabilidad tomar decisiones de manera absoluta; eso sí sería un avance en la vida democrática de cualquier país”, afirmó.
El legislador participó en la conferencia “Perspectivas y situación actual de la fiscalización superior en México”, donde pidió aprovechar los órganos de control interno de las dependencias y entidades del Gobierno federal para consolidar un avance en la vida democrática.
Por su parte, el académico de la UNAM, Ricardo Uvalle Berrones señaló que los recursos públicos son dinero ajeno y no puede utilizarse para fines privados.
De ahí la idea de fiscalizar y sancionar el desvío o la tergiversación, con elementos de penalización para que esto no incida en el desempeño, calidad o destino de las políticas gubernamentales, afirmó.
Subrayó que con la fiscalización se conoce a los gobiernos y se les recuerda por los resultados favorables o desfavorables. “La fiscalización tiene que dar elementos para calificar si los resultados de un gobierno generan progreso, desarrollo, estancamiento o estabilidad”.
Uvalle Berrones dijo que el núcleo fuerte de la fiscalización es mejorar el desempeño, la gestión, el cumplimiento y el modo de hacer las cosas. “Ahí está el resultado del voto otorgado de la ciudadanía para que un gobierno continúe o sea castigado”.
“La buena fiscalización sólo la podemos entender en el valor democrático de la rendición de cuentas y ahí entran dos elementos clave: los gobernantes y los gobernados, que son el centro de la vida democrática”, abundó.