Por Leticia Puente Beresford

Nueva York.- A tres días de la declaratoria de emergencia en la capital financiera del mundo, Nueva York, y de Nueva Jersey, el regreso a la normalidad diaria empieza a sentirse.

Durante los últimos tres días, sólo supe de lo que afuera acontecía por  lo que la radio reportó. Ante la falta de electricidad es muy importante contar con un radio y un par de pilas. Y pasarán por lo menos cinco días para que el fluido eléctrico funcione.

Las cifras de hogares y establecimientos afectados, se estima, está cerca de los 2.4 millones. Por ello, las zonas inundadas con agua de mar, por desgracia tardarán bastante en secarse y con ello la corrosión es inminente.

Y los siete túneles de la gran manzana que conectan Manhattan, Queens y Brooklyn están afectados, además de las líneas subterráneas A y B.

En este momento en todas las zonas se realizan las tareas de limpieza, reparación y reconstrucción. En Nueva Jersey nada será igual. Todo cambió.

Muy especialmente en toda la zona costera, misma que visitó el  presidente de Estados Unidos, Barack Obama, acompañado del gobernador Chris Christi, a quien dio las gracias por todo el trabajado desempeñado de protección ciudadana.

No tenemos que olvidar que estamos a cinco días de las elecciones presidenciales. Y con esto el commander in chief suspende otro día su campaña proselitista en búsqueda de su reelección. En tanto el candidato presidencial republicano, Mitt Romney, busca el voto latino e hispano en Florida.

En medio de esta parcial normalidad, en esta zona donde el desastre por la tormenta Sandy fue mayor, las rutas para llegar a trabajar no son claras y la única manera de estar informados sobre el camino a seguir, sobre las rutas viables, es a través de la radio.

Desde 1960, cuando el huracán Dora, no se veía una movilización como la de los últimos tres días. Hoy tocó a la súper tormenta huracanada Sandy dejar estragos en la vida de cada ciudadano, mientras en Nueva York ya no confiamos en la potabilización del agua y se insiste a las autoridades y a la población en que pongan atención sobre este importante problema.

Las cifras de muertos son diferentes, cada medio maneja su número, por ello se habla de entre 38 y 40 decesos. Las medidas de rescate continúan: la Armada y la Naval estadounidense están en las zonas de mayor desastre.

Desde la Casa Blanca, el primer mandatario de la nación, Barack Obama, siguió momento a momento los acontecimientos, y lo más destacado es y sigue siendo su mensaje de “ayudar al vecino”, lo primero que se debe de hacer en estos casos. Así, la espera de la ayuda de gobierno será menos estresante.

Ayer para mí, en este contexto, no fue un día tranquilo. Un amigo de mi esposo lo llamó porque un árbol había caído y obstruido la entrada y salida de vehículos, con su esposa adentro. Acompañé a Richard, porque no quise quedarme en casa “con el Jesús en la boca”, como decimos en México.

Pero por más que buscamos los caminos más cortos, tardamos más de una hora en llegar a la parte alta de la montaña: todas las vías obstruidas, árboles gigantes derivados, Sandi no los perdonó. Todo se ve triste y se siente inseguridad al andar fuera de casa, pero Richard ayuda, siempre, al prójimo.

Llegamos por fin y cortamos dos árboles, los retiramos, no con máquinas potentes, sino con serruchos, poco a poco, difícilmente. Muestras de afecto, agradecimiento, escuchamos de ellos. Desde la llamada de emergencia se escuchó el ‘I love you’ de un amigo a otro amigo, algo inusual, digno de destacarse en esta cultura anglosajona.

Muestras de amor y agradecimiento también a Dios, por estar vivos y por poder ayudar y dar abrazo al necesitado en Queens, donde más de 90 casas se inundaron con agua salada y fueron consumidas por el fuego. Y agradecimiento también a mi colega Alejandra Cisneros, corresponsal de MVS con Carmen Aristegui, quien dio alojo a un buen amigo.

Muchas muestras de ayuda, inusuales en esta tierra conocida siempre por su individualismo, esa conducta que a los latinos nos es tan ajena.

En tanto, la situación económica está también a la orden del día: se habla de más de 60 billones de dólares en pérdidas.

Por supuesto,  serán más altas al hacer un recuento de pérdidas en los próximos días. Por lo pronto, se dice que hay 30 billones  de dólares en pérdidas para los particulares y otros 30 en el sector comercial.

En tanto, organizaciones no gubernamentales y la propia Cruz Roja están aceptando donativos económicos y de voluntariado. El mensaje ahora es: conservar la calma. La ayuda está en la puerta vecina.