No fueron 300, sino dos mil quinientos los elementos de la Gendarmería despedidos, según relata uno de ellos que se identificó como Joel Fernando, quien envió a nuestra redacción la crónica del trato que recibieron el adiestramiento a que fueron sometidos y el profundo dolor, odio y decepción que les embarga el episodio que están viviendo. Aquí su extenso documento:
Hola, que tal, mi nombre es Joel Fernando y soy un ex cadete de la Gendarmería, la cual se inició el día dos de noviembre de año 2013. Ese día nos citaron en Contel a la 1 am de la madrugada llevándonos en camiones al aeropuerto de la ciudad de México y trasladándonos a la sede ubicada en Culiacán, Sinaloa.
Allí nos dijeron para qué viajaríamos y nos retiraron cosas de valor como sprays en aerosol, entre otras cosas, en total habíamos llegado mil cadetes de la nueva división de la Gendarmería.
Ese día fue inolvidable, ya que los mandos de nuestras sedes llamado Jairo, con grado de policía primero, el sub oficial López que correspondía a la dirección de seguridad regional, así como el sub oficial López, instructor de la academia, entre otros más nos recibieron humillantemente haciéndonos marchar en la lluvia, así como compañeros ampulados de los pies.
Nos trataron como basura y así nos repartieron en Culiacán, unos se quedaron el cuartel de Culiacán y otros en la Academia de Ciencias Penales de la policía estatal. Así soportamos insultos, humillaciones, despidos, malos tratos, corrupción de todo por parte de los encargados de las prácticas y materias que llevamos.
Nos impartieron derechos humanos por parte de una oficial estatal de nombre Briseida, así como reacción a la emboscada, manejo del marco jurídico penal, investigación, peritaje, como se maneja el sistema de cardex, delincuencia organizada, conducción a la defensiva, primeros auxilios, saber marchar.
Total, había mucha disciplina en cuestión de materias y orden hacia nosotros, así también entre otras materias. Así la mitad de la sede que conformaban fueron saliéndose por el trato y la presión sicológica que nos dieron.
También un día de diciembre fuimos llevados a los operativos decembrinos en Cuernavaca y diferentes partes del país. En abril, época de Semana Santa, nos llevaron aparte de todos los gendarmes a diferentes destinos, como Cancún, Mazatlán, Guadalajara.
Nos encontrábamos más de 700 cadetes y estuvimos un mes con el arranque de Semana Santa, protegiendo y auxiliando al turista en todas las playas de Cancún y logramos bajar en un 99% la delincuencia.
Controlamos a la policía corrupta de Cancún donde tuvimos más de 100 puestas a disposición por narco tráfico. Algunos de los oficiales que quedaron a nuestro mando fueron de seguridad regional y antidrogas y fueron excelentes compañeros y nos apoyaron en todo.
En una ocasión nos quemaron un coche fuera del hotel donde nos hospedamos por capturar a una banda de delincuentes de los “Z” en Cancún. Conocimos al gobernador que dio banderazo, de esto hubo fotos en periódicos.
Hubo mensajes de Arce Barrón, director general de administración puertaria integral de Quintana Roo. Así todos los cadetes dejamos una imagen perfecta de ese operativo haciendo cambios y logros en ella, cosa que ninguna otra policía había logrado.
Trabajamos con honestidad y así nos dejaron el mes completo, ya que nuestro presidente Enrique Peña Nieto, que se dirigía a Cancún al tianguis turístico.
Cuando llegó estaba la Marina con nosotros. A todos los cadetes nos llevaron allá y a pocos días de nuestra graduación y presentación nos llevaron al campo militar 37, ubicado en San Miguel de los Aguyes, a un entrenamiento militar bélico y créame cuando le digo bélico, fue bélico.
Nos felicitaron por el trabajo en Cancún, nos dieron 5 días, todo marchaba bien, entramos al campo militar y el comisionado y un coronel mayor presentes nos reconocieron y con un discurso afirmaron que éramos la mejor policía federal.
Nos felicitaron públicamente y nos impulsaron a terminar el curso para estar preparados allá afuera.
Así nos entrenaron durante 2 meses las fuerzas especiales del Ejército Nacional, así como artilleros y chutes, quienes nos levantaban a las 4 a. m.
Nos mandaban a dormir a las 11 de la noche y nos despertaban a las cuatro de la mañana, por eso hubo muchas bajas, pues fue un trato indigno, sicológico, pero nos enseñaron tácticas militares de reacción, emboscadas, tiro con G-3 calilbud master Glok 9 mm braunli, Barret, todo con posiciones fundamentales con ejercicios a morir en el sol y tormentas de lluvias.
Nos ponían mamados en la sierra en el campo de tiro, manejo de vehículos con tiro a fuego real, arme y desarme y ahora sabemos lo mismo que ellos.
A mitad del segundo mes se llevaron a compañeros a San Luis Potosí a un maratón que organizó el comisionado, pero hubo un grupo de mil 300 cadetes que pasaron lo peor de su vida, pues les ordenaron quedarse en Contel y los golpearon, los gasearon, los empujaban a la alberca desde una altura de 10 metros.
Los trataron peor que a los perros, dormían en el suelo y en la caja de un tráiler. Yo perdí a mi padre y no pude verlo en la hora de su muerte cuando cursaba en Culiacán y digo todo esto porque parece que no valió la pena entrenarnos, ya que ahora nos corren sin más justificación.
Señor director, le explico resumidamente el final. Hace una semana nos dicen que teníamos un servicio presidencial. Nos bajaron a San Luis y ahí el sub oficial Hernández nos trató peor que basura. Al llegar nos dijo que seguíamos pendientes para un servicio en la academia, que se llamaba Escuela Superior de la Policía Federal, así nosotros ya teníamos un rato en San Miguel y estábamos marchando para el desfile del día 27.
Nos pusieron a marchar y había rumores de que nos iban a correr, pero lo considerábamos ilógico por todo lo que nos estaban enseñando. Así bajaron un blok primero de 500 cadetes de Gendarmeria a Contel y parte de ellos nos informaron luego que los corrieron con mentiras engaños y amenazas, las mismas que nos dijeron a nosotros a la hora del arribo por la parte de atrás de Contel.
Nos quitaron nuestro uniforme y nos dieron de baja a fuerzas sin ninguna explicación. Nosotros indignados, tristes y desilusionados, otros compañeros llorando. Fue traumante encontramos a nuestros propios instructores allí dándonos de baja. Lo único que dijimos fue que poca.
Esta es la verdadera historia. Créame, no le miento, mi explicación señor, es porque lo hacen entrenar y luego nos torturan sicológicamente para luego echarnos a la calle. De qué sirvió si no hay un cambio en mi país. Estoy decepcionado y solo quiero decir que fui entrenado para reaccionar, matar y torturar a prisioneros de guerra.
Ahora que hago, algunos de mis compañero no pueden dormir; estamos mal sicológicamente y no sabemos que hacer. Lo único que le digo es que tengo rencor con el Gobierno y hasta allí. Gracias por leer este relato de lo que sufrimos en este curso.
Falta mucho más por decir, pues somos 2500 dados de baja. Ojalá nuestros senadores del PAN, PRD, Verde hagan algo, que vean que están haciendo con el pueblo, entrenarnos para una guerra sin solución.
Ojalá lo publique para que el pueblo se entere como nos dan academia durante dos años para luego echarnos a la calle. Estamos unidos los dos mil 500 gendarmes despedidos.