Nuestra política exterior evidencia numerosos flancos débiles. Los analistas más serios en la materia coinciden en un diagnóstico preocupante: México está cada vez más aislado en el escenario internacional y esto contrasta con el discurso triunfalista del Ejecutivo, que nos presenta como un país líder y afirma que vamos por el mejor camino posible. La verdad es que impera una gran confusión en nuestras relaciones exteriores.

Así se expresó la senadora priísta Rosario Green Macías, al dirigirse a la secretaria de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa Cantellanos.

Aquí las palabras textuales de la legisladora: “México es una de las principales economías del mundo y tiene un cuerpo diplomático de excelencia, formado durante décadas de servicio; pero nuestros activos están siendo desperdiciados como consecuencia de un déficit de liderazgo. En el Senado, hemos recibido y aprobado a varios embajadores y cónsules generales que han dado muestra de sus capacidades y su compromiso con el país. Usted misma, señora Secretaria, forjó una carrera muy destacada en la Secretaría de Relaciones Exteriores.

“¿Cómo podemos entender entonces que nuestro país no haga valer su peso específico en el escenario internacional?¿Cómo explicar nuestra pérdida de espacios y el deterioro de nuestras relaciones con países con los que antes sosteníamos vínculos entrañables? La única explicación posible es la falta de voluntad política y el desdén del Titular del Ejecutivo frente a los asuntos internacionales.

“La escasa relevancia que se concede al más alto nivel a la política exterior se traduce en una precariedad de iniciativas diplomáticas que atiendan el principal reto estratégico de nuestro país, es decir: la búsqueda de la diversificación para contrapesar el poderío estadounidense.

“Si consideramos nuestra posición en América Latina, el escenario propicio para perseguir este objetivo, encontramos un cuadro decepcionante: si alguna vez fuimos los impulsores de mecanismos multilaterales para facilitar el diálogo y la concertación política, ¿por qué hoy somos vistos con recelo y con desconfianza, y permanecemos excluidos de la mayoría de las iniciativas regionales?

“El caso de Cuba resulta emblemático: ¿por qué la visita del Presidente Calderón a la isla, cancelada desde 2009, no ha sido reprogramada? México brilla por su ausencia en el panorama político de un país con enorme importancia estratégica, precisamente cuando atraviesa por un profundo proceso de cambio en el que tendríamos mucho que aportar.

Algo semejante ocurre con Brasil, país crecientemente reconocido por su liderazgo en diversos foros multilaterales: ¿por qué ni el Presidente de México ni usted asistieron a la toma de protesta de la nueva Presidenta brasileña?; ¿se trata de un simple descuido o existen problemas entre los dos gobiernos que desconocemos y que expliquen nuestra representación de menor nivel en ese acto?

“Insisto, nuestra política exterior presenta muchos flancos débiles, pero lo que más preocupa a los mexicanos en este momento, como ha quedado de manifiesto en las intervenciones de mis colegas Senadores, son las tensiones crecientes en nuestra relación bilateral con Estados Unidos.

“Nuestra ubicación geográfica nos obliga a conceder una importancia primordial a Estados Unidos, no sólo por ser nuestro vecino directo sino por tratarse, todavía, del país más poderoso del orbe. La relación bilateral es asimétrica y muy compleja; pero es una relación de la que no podemos prescindir, por lo que conviene a ambas partes mantenerla en buenos términos.

“Es altamente cuestionable, sin embargo, que la posición de alineamiento adoptada por el gobierno federal actual sea la más adecuada para lidiar con nuestro poderoso vecino. Históricamente, la función de nuestros diplomáticos ha sido, y debería seguir siendo, encontrar mecanismos para contrarrestar las presiones de Estados Unidos, y optimizar los beneficios que se puedan derivar de nuestra posición geopolítica. Los estadounidenses siempre han privilegiado sus preocupaciones por la seguridad, pero es una grave equivocación reducir la agenda a esa materia, cuando la red de relaciones entre los dos países es mucho más amplia.

“Ya se ha hecho referencia aquí a las agencias que se toman la libertad de permitir la venta de armas a los traficantes, a sabiendas de que irían a parar a manos de los cárteles mexicanos, en una muestra absoluta de desprecio por nuestra soberanía y por la vida de nuestros connacionales. El gobierno mexicano se contenta con el deslinde de las autoridades estadounidenses “a nivel oficial”, y no es remoto que pretenda darle “carpetazo” al asunto.

“Déjeme decirle, Señora Secretaria, que a los senadores del PRI nos preocupa la tibieza y pasividad del gobierno mexicano frente a esta situación. No sólo nos preocupa, nos parece del todo inaceptable. No podemos depender de las investigaciones que se hagan del otro lado de la frontera; tenemos que reforzar nuestros propios mecanismos de inteligencia. Detectamos además muchas inconsistencias: usted reconoce que el estado de las investigaciones es preliminar, pero le parecen suficientes para dar el asunto por saldado. El gobierno estadounidense dice no estar enterado de los operativos y al día siguiente anuncia su cancelación. Yo quisiera saber cómo puede cancelarse algo que no existe… y me pregunto: ¿cuántos operativos semejantes están en marcha sin que los mexicanos estemos enterados?

“Hablando de inconsistencias, no puedo dejar de señalar la posición ambigua que ocupa el embajador de Estados Unidos en México. Sabemos que el Presidente Calderón tiene un profundo disgusto por el desempeño de este funcionario; incluso lo ha denunciado públicamente, pero no logra conseguir su remoción. Esto nos habla de una política exterior que se decide a partir de una valoración distorsionada de las propias fuerzas y de errores de cálculo muy peligrosos.

“Por otro lado, los cables revelados por Wikileaks dan testimonio de que el Embajador tiene acceso privilegiado a mucha información y conoce de antemano el desarrollo de los operativos de nuestras fuerzas de seguridad. Aprovechando que se encuentra usted en este foro bajo protesta de decir verdad, quisiera preguntarle: ¿en qué condición se encuentra el embajador de Estados Unidos en México?, ¿qué injerencia tiene sobre la toma de decisiones en materia de seguridad?, ¿es cierto que el Presidente dejó de recibirlo?, ¿cómo pudo entonces reportar a su gobierno sobre el desarrollo de operativos antes de que se llevaran a cabo?, ¿quién le proporciona la información: el gobierno mexicano o sus propios agentes de inteligencia apostados a lo ancho y largo de nuestro país?

“Estas contradicciones apuntan determinantemente en una misma dirección: el gobierno oculta deliberadamente mucha información a los mexicanos y a sus representantes. Y esto es completamente inadmisible. Si el gobierno actúa con apego a la legalidad no tiene por qué hacerlo a espaldas de la ciudadanía. Es inaceptable que el Senado se siga enterando por los medios informativos de las decisiones que toman las autoridades estadounidenses para operar en México.

“Así nos enteramos de que la Oficina de Aduanas y Control Migratorio duplicará su contingente de efectivos en nuestro país, de que aviones no tripulados sobrevuelan nuestro espacio aéreo y de que se instalarán nuevos centros estadounidenses de inteligencia en nuestro territorio, diciéndonos que ya existe uno del que no estamos enterados.

“Casi sobra decir que el informe de la visita del Presidente a Washington no menciona nada al respecto. En consecuencia, quisiera pedirle que nos aclare si son ciertas estas afirmaciones. ¿Cuántos agentes de seguridad estadounidenses se encuentran operando en territorio nacional, en qué condiciones, con que propósitos y al amparo de qué acuerdos o convenios? ¿Qué compromisos subrepticios se han contraído con el gobierno de Estados Unidos y por qué se oculta la información a los mexicanos y a sus representantes?

“El gobierno federal presume de una “cooperación histórica y sin precedentes” en la relación bilateral con Estados Unidos en materia de seguridad. Puede que tenga razón, pues nunca antes se había entregado tanto por tan poco y con resultados tan mediocres. Lo que no se entiende son los motivos para vanagloriarse.

“Los senadores del PRI nos preguntamos ¿qué dimos a cambio de los 1,400 millones de dólares de la Iniciativa Mérida, entregados a regañadientes, de manera incompleta y a destiempo?; ¿cuáles han sido las implicaciones de su ejecución?; ¿por qué el gobierno federal se empecina en defender y ampliar la vigencia de un instrumento como éste, cuyos beneficios concretos no se ven por ningún lado? A la luz de los acontecimientos recientes, convendría  que este acuerdo, esta Iniciativa Mérida que data de 2007, se convierta en un instrumento formal y que se someta a la consideración del Senado, para estar en condiciones de darle estricto seguimiento.

“Señora Secretaria; compañeros Senadores: nuestra política exterior atraviesa por una situación crítica, que reclama la atención de las más altas autoridades del país. Esto es especialmente cierto en el caso de la relación bilateral con Estados Unidos, que exige una rectificación profunda, para dejar atrás la concentración de la agenda en los temas de seguridad y revertir la tibieza que ha caracterizado al gobierno federal actual.

“El gobierno debe reconocer las muchas deficiencias que presenta nuestra política exterior. Sólo así podremos avizorar y empezar a concretar las medidas necesarias para que México recupere el lugar que le corresponde en el escenario internacional”.