Un total de siete nuevas patentes obtuvo el Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en el 2014, tres de ellas otorgadas en el país, cuatro en el extranjero, dos ya licenciadas a empresas, reportó este centro de investigación con sede en Cuernavaca, Morelos, uno de los de mayor producción tecnológica en el país y de transferencia al sector productivo.
Esta cifra resulta relevante ya que en general los académicos -y los mexicanos- patentan muy poco, siendo esto un elemento fundamental de la innovación. Las patentes constituyen un mecanismo para generar recursos a sus propietarios. Varias universidades de países industrializados tienen ingresos muy sustanciales por concepto de regalías derivadas del licenciamiento de sus patentes. Estos recursos han sido usados por las mismas universidades para financiar proyectos de ciencia básica, nuevos desarrollos y formar recursos humanos impactando con ello la economía de la sociedad que las genera.
Estadísticas publicadas por el Instituto Mexicano de Propiedad Intelectual indican que del número de patentes solicitadas en México de 2009 a 2013, ha fluctuado entre las 14 mil y 16 mil, de éstas, en el mismo periodo, las solicitadas por mexicanos se ha mantenido por debajo de las dos mil, tendencia que permanece desde el año 2002.
Estas siete nuevas patentes concedidas al IBt destacan los logros de cinco miembros de la Academia Mexicana de Ciencias.
La primera de las invenciones en el IBt el año pasado, es la generada por el grupo del doctor Lourival Possani, la cual se refiere a dos péptidos (pequeñas proteínas) aisladas del veneno de un alacrán mexicano, que presentan actividad de moduladores de un canal de potasio muy especial, ya que ha sido identificado como pieza clave en el posible tratamiento de enfermedades autoinmunes, como la psoriasis, la artritis reumatoide y la esclerosis múltiple, e incluso en el rechazo de órganos.
Esta invención y las patentes que la protegen, se encuentran licenciadas a una empresa mexicana para que busque su explotación comercial mediante la venta de medicamentos que contengan dichos péptidos.
En el transcurso del año pasado, a esta invención se le concedieron otras tres patentes en igual número de países a partir de las respectivas solicitudes de fase nacional -extensiones geográficas de una misma solicitud internacional- y que han sido para Euroasia, Australia y China. Estas nuevas patentes se suman a otras ocho de fases nacionales que se le han otorgado en años previos en otros países y/o regiones -como Europa.
La otra patente extranjera fue otorgada por la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos. Se trata de una patente divisional de otra patente primaria -otorgada en 2012- que conjuntamente se refieren a una invención generada por el grupo de los investigadores Mario Soberón y Alejandra Bravo, la cual consiste en la utilización de la proteína S-Layer en el control de insectos plaga, así como en un método para detectar la presencia de este tipo de proteínas insecticidas.
Este método utiliza técnicas moleculares como el PCR, una técnica similar a las que se utilizan en pruebas de paternidad y en el reconocimiento forense de cadáveres. Para ello se compara el material genético de cultivos de la bacteria que potencialmente producen una proteína de este tipo, con fragmentos de DNA específicos de proteínas tipo S-Layer.
Las proteínas tipo S-Layer forman parte de la capa más externa de algunas bacterias y se les ha implicado en la virulencia y patogenicidad de bacterias Gram-positivas. Esta patente está licenciada a una compañía estadounidense para su explotación en la selección de cepas de microorganismos con potencial uso en la generación de plantas transgénicas con una toxicidad mejorada contra insectos plaga definidos.
De las tres patentes otorgadas en México en 2014, una es la generada por el grupo de Lourival Possani y se trata de un conjunto de nuevos péptidos -pequeñas proteínas-, antibióticos, diseñados a partir del conocimiento de la secuencia de otros péptidos con capacidad antibiótica.
Se sabe que los antibióticos de naturaleza peptídica (protéica) y/o su combinación con antibióticos convencionales pueden ayudar a resolver problemas de resistencia múltiple en patógenos. Por ello es importante seguir en la búsqueda de nuevos y mejores péptidos antibióticos.
Otra de las patentes otorgadas en nuestro país fue la producida por el equipo de investigadores que encabeza el doctor Tonatiuh Ramírez. Es un método para lograr que las células de microorganismos en cultivo sean más eficientes en la producción de algún producto recombinante -particularmente proteínas recombinantes, es decir, proteínas que siendo naturales en otra especie diferente ahora se las produce en microorganismos.
Esta invención tiene un potencial muy interesante de aplicación en cultivos industriales de células recombinantes.
La tercera patente otorgada en México a finales de 2014 al IBt, fue desarrollada por el grupo del investigador Baltazar Becerril, que comprende un conjunto de anticuerpos recombinantes humanos, que junto con otros que se produjeron previamente y otros que están por terminarse de generar, son capaces de neutralizar el veneno de alacranes mexicanos. Su combinación puede ser comercializada en forma de un antiveneno contra el piquete de alacranes mexicanos.
En el IBt, la propiedad intelectual (incluidas las patentes) que generan sus investigadores, es gestionada por la Secretaría Técnica de Gestión y Transferencia de Tecnología, dependiente de la Secretaría de Vinculación del IBt.