El rescate del campo mexicano exige una inversión de 8 mil millones de pesos directa a los pequeños productores, en donde es fundamental la planeación estratégica, de la cual adolece la producción social, ya que no se le otorga la importancia que tiene para impulsar la autosuficiencia alimentaria.
Lo anterior afirmó el diputado federal José Humberto Vega Vázquez, al señalar que no se les dan alternativas reales de solución basadas en la organización, capacitación, información y seguimiento.
“Los programas productivos son dádivas para los agricultores de autoconsumo, porque no se crea una cadena de comercialización y de vinculación que otorgue valor agregado a los productos; en contraparte, se apoya desde hace 30 años a las grandes empresas agroindustriales y eso ha destrozado al agro”, expuso el legislador.
A su vez, Octavio Jurado Juárez, gerente general de la Asociación Mexicana de Secretarios de Desarrollo Agropecuario (Amsda) propuso que se dé “un carácter irreductible” al presupuesto destinado para el desarrollo rural sustentable ante la expectativa de reducción en el ingreso por la eventual disminución económica.
Refirió un escenario adverso por la caída internacional de los precios de los granos básicos causada por la inusual producción mundial del presente año por la buena temporada de lluvias, lo cual incidirá en la agricultura familiar negativamente porque la baja de los costos les impactará menos utilidades.
Señaló la necesidad de reconvertir los cultivos para producir con un enfoque de mercado, que evite la venta de productos en lugares lejanos a las comunidades por los altos costos de traslado, ya que los únicos ganadores son intermediarios y propuso, incluso, ordenar la cadena comercial.
Sugirió integrar una comisión de seguimiento para atender el impacto del cambio climático, que vincule y haga realidad el marco jurídico con las políticas públicas.