El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados resalta que las tasas de desocupación laboral en el país, evidencian que aún persiste incapacidad de la economía mexicana para generar trabajo suficiente ante el crecimiento poblacional y los empleos perdidos durante la crisis.

En el “Boletín de Económico de Coyuntura: semana del 22 al 26 de agosto de 2011”, menciona que la holgura que la desaceleración económica en México y Estados Unidos posiblemente aumentará el riesgo de un mayor desempleo.

Lo anterior, toda vez que el INEGI informó que hay un aumento en la tasa de desocupación (TD) a 5.62 por ciento, equivalente a 2.7 millones de personas. Representa la cuarta alza consecutiva desde marzo, cuando era de 4.61 por ciento, y muy por encima del promedio antes de la crisis (diciembre de 2006 a octubre de 2008) de 3.78 por ciento.

La TD en los hombres creció 0.24 puntos porcentuales (pp) para ubicarse en 5.50 por ciento, mientras que la de las mujeres se incrementó por tercer mes consecutivo para llegar a 5.83 por ciento, la más alta desde agosto de 2010.

Las entidades que más desocupación presentaron fueron Tamaulipas, Aguascalientes y el Estado de México (7.20 por ciento); mientras que los estados con menor desocupación fueron Michoacán, Chiapas (2.65 por ciento) y Yucatán.

En el documento, el CEFP resalta que la demanda interna del país se mantiene débil, lo cual hará más complicada la recuperación de su economía en un entorno, donde se espera que en los próximos meses se pueda presentar una mayor turbulencia económica y financiera internacional.

En tanto, el mercado interno nacional está afectado por el elevado incremento en los precios de los alimentos (por encima de la inflación general) y por un desempleo que hila su cuarta alza en el año y que se mantiene por arriba de los niveles anteriores a la crisis.

Se precisa que las menores tasas de crecimiento tanto de importaciones como de exportaciones corroboran que la demanda externa, principal motor de la economía nacional durante los últimos años, modera su ritmo de expansión y que, por tanto, el crecimiento económico en México será menor.

Además, la balanza de pagos permitió observar que el país enfrenta mayores dificultades para acceder a recursos financieros del exterior, menores flujos de inversión extranjera directa así como un ritmo más lento en la inversión de cartera y el envío de remesas.

El Centro detalla que a la primera quincena de agosto se tuvo una inflación de 0.09 por ciento, y el nivel de los precios se explicó, sustancialmente, por el incremento en los costos de los servicios educativos (universidad y preparatoria) que contribuyó con 0.06 puntos porcentuales (pp) de la variación del índice general, y el  alza en los precios de los energéticos (gas doméstico LP y gasolina de bajo octanaje).

Resalta que el nivel inflacionario no fue mayor debido a la caída en el precio de las frutas y verduras (jitomate, aguacate, chayote, uva, entre otros) que contribuyó a la baja con 0.03 pp del nivel general de precios, componente de la parte no subyacente del índice.

De igual modo, el índice de la canasta básica de consumo tuvo un incremento quincenal de 0.21 por ciento en el periodo de análisis, cifra mayor a la registrada por la inflación general, pero menor a la observada en la misma quincena de 2010 (0.27%).

Esta situación propició que el salario mínimo general (SMG) promedio real tuviera, en la primera quincena de agosto de 2011, una pérdida de su poder adquisitivo de 0.09 por ciento con relación a la quincena inmediata anterior.

Asimismo refiere que la pérdida de dinamismo que presentaron las exportaciones estuvo determinada por la caída en el valor de las exportaciones petroleras, lo que a su vez estuvo influido por la contracción de 11.8 por ciento en el volumen de petróleo crudo exportado, pues su precio en julio tan sólo frenó su ritmo de crecimiento en 0.2 puntos porcentuales, promediando 104.9 dólares por barril.

En cuanto a las exportaciones no petroleras, recuperaron su senda de crecimiento, respaldadas por el aumento en las extractivas y manufactureras (76.0 y 16.8 por ciento en ese orden).

Particularmente las segundas fueron impulsadas por las exportaciones de productos químicos (23.8%), de productos de la siderurgia (33.2%), de productos de la minerometalurgia (58.5%) y de productos de la industria automotriz (34.4%).

Con relación a las importaciones, la moderación de su ritmo de expansión en julio se explicó por la desaceleración en las importaciones de bienes de consumo y de capital, las cuales se incrementaron en 30.7 y 23.9 por ciento en ese orden, frente al 39.9 y 30.7 por ciento que cada una logró en junio pasado.

“Dicho desempeño puede ser el reflejo de un retroceso en la recuperación del mercado interno, pues incluso el peso en ese mes tuvo una apreciación anual de 8.8 por ciento”, se enfatiza en el documento de CEFP.

Afirma que en consecuencia, las previsiones que se hacían respecto a la pérdida de dinamismo que iba a experimentar el sector exportador continúan materializándose, por lo que será necesario no postergar las medidas que impulsen al mercado interno, así como a la productividad y competitividad del aparato productivo.