Las fotos de unas ratas llenas de tumores debidos al consumo de maíz transgénico circulan por el mundo entero, causando alarma generalizada.
Estas fotos son el resultado del primer estudio a largo plazo que evalúa los daños sobre la salud por el consumo de un maíz transgénico resistente al herbicida glifosato.
El equipo del profesor Séralini de la Universidad de Caen en Francia encontró una mayor incidencia de tumores mamarios y problemas hepáticos y del riñón, además de comprobar una esperanza de vida menor en las ratas.
Los investigadores publicaron este detallado estudio en una prestigiada revista científica: “Food and Chemical Toxicology” el pasado 19 de septiembre.
Julieta Ponce de COA señaló que las autoridades mexicanas y la empresa responsable guardan silencio. Sólo Luis Herrera Estrella se ha atrevido a descalificar esta investigación aduciendo que las dosis que usa son muy altas. Que alguien se alimente de 33 por ciento de transgénico es muy extraño señala Herrera Estrella.
Parece que este doctor desconoce que los mexicanos y los pueblos americanos que basamos nuestra dieta en este cereal comemos diariamente 328.9 gramos de maíz, de acuerdo a datos de la FAO, a lo cual habrá de sumarse la soya transgénica presente en la mayor parte de alimentos industrializados.
Si el estudio considera el 33% de las calorías totales de una dieta balanceada como lo refiere en la metodología, se podría considerar un consumo diario de 660 calorías de maíz transgénico equivalente a 11 tortillas de maíz en una dieta de 2000 calorías diarias, lo cual sucede con facilidad entre los mexicanos: comer cuatro tortillas en desayuno, comida y cena.
Si existiera la duda sobre los resultados de este estudio, la Secretaría de Salud estaría en condiciones de solicitar nuevas investigaciones del mismo tipo metodológico con autores libres de conflicto de intereses, para descartar cualquier riesgo para el consumo humano en cumplimiento a la garantía de la calidad en los alimentos con base en el artículo 4º constitucional sobre derecho a la alimentación.
En cuanto a la producción de maíz en México, apenas el pasado 7 de septiembre la empresa Monsanto hizo una solicitud para sembrar comercialmente 700,000 hectáreas en el estado de Sinaloa del maíz con el que fueron alimentadas las ratas del estudio que condujo el Dr. Seralini, el NK603; y otra cantidad similar para sumar un millón 400,000 hectáreas con otras dos variedades apiladas de Monsanto Comercial S.A. de C.V. (MON-89Ø34-3 x MON-88Ø17-3) que incluyen la toxina Bt y la tolerancia al herbicida glifosato.
“Se debe considerar que Sinaloa es hoy el granero de México, que abastece la mayor parte del maíz blanco que consumimos cotidianamente los mexicanos y que finalmente esa producción de maíz blanco es única en el mundo, en Sinaloa se siembran 500 mil hectáreas, lo que significa que las solicitudes de siembras comerciales de maíces transgénicos, son casi dos veces más para sembrar en otros estados del norte del país, de ocurrir esto se estará en riesgo inminente de una contaminación mayúscula que incluirá a las 59 razas nativas de maíz, con impacto en la diversidad genética y la salud de los mexicanos y la humanidad entera”, indicó Adelita San Vicente de Semillas de Vida.
Esto es muy grave, prosiguió, pues si se contamina con este transgen el granero de donde comemos los mexicanos estaremos expuestos a sufrir las enfermedades que estas ratas presentaron en un corto tiempo, de acuerdo a los resultados mostrados en el estudio de Séralini.
Esta situación no tiene marcha atrás, si se contamina el principal estado productor de maíz, estaríamos frente a una situación muy difícil de revertir y pondría en grave peligro la salud de los mexicanos.
Es sumamente preocupante que más de la mitad de permisos para siembra de maíz transgénico en fase piloto que ha otorgado el gobierno mexicano en estados del norte del país son para este tipo de maíz, de 15 permisos 8 incluyen el MON603.
Cati Marielle del Grupo de Estudios Ambientales urgió a la Secretaría de Salud para que revise los permisos de importación y de inmediato detenga la entrada a nuestro país de este tipo de maíz. “Hasta ahora ha dado todos los permisos automáticamente siguiendo los lineamientos de los Estados Unidos diseñados por las propias corporaciones.
Desde 2004 la Comisión de Cooperación Ambiental de América del Norte recomendó al gobierno mexicano efectuar evaluaciones de riesgo específicas para la población mexicana. Hoy, una vez más, resalta esta necesidad no atendida por las autoridades de contar con estudios verdaderamente independientes y de escuchar a los científicos y a la sociedad que han alertado sobre múltiples riesgos al ambiente, a la economía campesina y a la salud animal y humana”, dijo.
Finalmente, Víctor Suárez, de la Asociación nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo, exigió la aplicación irrestricta e inmediata del Principio de Precaución y la suspensión inmediata de los permisos para siembra de transgénicos en México, en especial del maíz.
Se debe reorientar de inmediato la política agroalimentaria: es una prioridad que México se proponga producir el maíz en México para asegurar su calidad y abasto sin transgénicos. El campo mexicano puede producir los alimentos que necesitamos.