La producción pesquera es una alternativa real para que México combata al hambre y logre la sustentabilidad económica, la soberanía alimentaria y la gobernanza, coincidieron el presidente y el secretario de la Comisión de Pesca y Acuacultura del Senado de la República, Francisco Salvador López Brito y Sofío Ramírez Hernández, respectivamente.
En el marco del seminario “Hacia la Pesca y Acuacultura Sustentables”, el senador López Brito apuntó que la pesca y acuacultura no deben verse como actividades depredadoras que dañan ecosistemas; por el contrario, al desarrollarse mecanismos amigables con el medio ambiente, representan una alternativa real para enfrentar los retos de desarrollo económico, crecimiento sustentable y combate eficaz a la pobreza a la pobreza y hambre en el país.
Además, agregó, son una alternativa de gobernanza, en especial si se considera que este tipo de foros permiten una mayor participación social en la conformación de políticas públicas que favorezcan la competitividad de los productores nacionales y, por ende, del país.
El objetivo del seminario, subrayó el senador, es incidir en las políticas públicas para que México cumpla los convenios nacionales e internacionales, y los compromisos del Segundo Foro Internacional Parlamentario de Pesca y Acuacultura, a realizarse en Brasil en octubre próximo.
El senador Ramírez Hernández apuntó, por su parte, que uno de los propósitos centrales es fortalecer la relación del Legislativo con el Ejecutivo, con el objetivo de aprovechar la experiencia de los sectores productivos y acceder a la gran oportunidad que ofrecen los recursos naturales para fortalecer la economía y garantizar la seguridad alimentaria.
El legislador aseguró que la soberanía alimentaria no puede garantizarse sólo con una reforma al campo, debe incluirse el aprovechamiento de los recursos naturales de los mares para combatir con éxito la pobreza social que afecta a 53.2 millones de mexicanos, de los que 7.5 millones viven en pobreza alimentaria.
“El límite de la sobrevivencia es una condición grave que se tiene en México --acotó--. En la reforma al campo podemos actualizar a los productores de pesca y dar pauta a que accedan a mayores oportunidades. Las reformas que impulsan el Ejecutivo y el Congreso deben ser una bandera donde la pesca y acuacultura sean una verdadera oportunidad para fortalecer la producción e ingreso a los productores de alimentos y llegar a los diversos rincones del territorio para brindar seguridad alimentaria a la población”.
El representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en México, Fernando Soto Baquero, reconoció la voluntad del Senado para legislar y sumar esfuerzos con el gobierno federal, a fin de emprender el combate a la pobreza y alcanzar la soberanía alimentaria.
Soto Baquero, destacó que en México el año pasado la actividad pesquera creció 6.4 por ciento, gracias a sistemas ambientales favorables. Más de la mitad de las pesquerías están en su aprovechamiento máximo; sin embargo, se enfrentan aun desafíos importantes como la contaminación, pérdida de ecosistemas y manglares, por lo que es necesario tener máximo cuidado con los recursos naturales, añadió.
Subrayó la importancia de la pesca y la acuacultura, al proveer alimentos saludables que ayudan a combatir enfermedades como la obesidad. Celebró, a nombre de la FAO, el anuncio de la Secretaría de Agricultura sobre el aumento en el consumo de pescado y mariscos, a 2.5 kilogramos al año por habitante; y expresó su confianza en que al fortalecer el marco legislativo se impulsará el consumo de estos productos.
Por su parte, el director general del Instituto Nacional de Pesca (Inapesca), Pablo Arenas Fuentes, recalcó que el tema central del seminario es cómo llegar al año 2050 con sustentabilidad, a fin de que se pueda continuar con la exportación, producción y cultivo. Ofreció el apoyo del Instituto, no para llegar a la sustentabilidad, sino para “seguir caminando en ella”.
En este contexto, resaltó los recortes presupuestales proyectados por el gobierno federal, ya que en época de crisis el tema de la investigación es favorito porque produce resultados a largo plazo y los tiempos presupuestales por lo general tienen una visión a corto o mediano plazo, por lo que “se debe conjuntar el fiel de la balanza, es decir, la sustentabilidad y hacer un esfuerzo por tener una visión a largo plazo”.
Jorge Reyes Moreno, director general de Organización y Fomento de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca), apuntó que ante la preocupación por el tema de la sustentabilidad, el seminario abonará a conocer la forma y fondo en que se entregará a las generaciones futuras un sector pesquero y acuícola productivo y sustentable.
Además, reportó que en 2013, 266 mil 380 personas se dedicaban de manera directa a la pesca y acuacultura: 79 por ciento del total se dedicaban a la captura y 21 por ciento a la acuacultura.
Dijo que en la actual en administración se tomó la decisión de construir un sector productivo y competitivo que contribuya a la seguridad alimentaria del país, en un marco participativo y de transparencia en cinco ejes: ordenamiento pesquero y acuícola integral; cumplimiento de la observancia normativa, impulso a la capitalización, desarrollo estratégico y fomento al consumo de estos productos.
En tanto, Alejandro Flores Nava advirtió que los pequeños productores de acuacultura “van a seguir sufriendo” con el incremento en los precios de los commodities, que son ingredientes fundamentales para la fabricación de alimentos balanceados: la harina de soya, el aceite de soya y la harina de pescado “han tenido una tendencia” y no se prevé que revertirse en el futuro inmediato.
El Oficial Principal de Pesca y Acuacultura de la FAO señaló que, a veces, la certificación se convierte “en un excelente negocio”, pero si se evalúan las pesquerías de manera objetiva también es alentador que más de ellas seas certificadas como sustentables.
Luis Bourillón Moreno, representante de Comunidad y Biodiversidad (Cobi), detalló que existen una gran cantidad de certificados en acuacultura y pesca que coadyuvan a realizar estas actividades de la mejor manera, pero se deben adoptar los que tengan mayores estándares de sustentabilidad.
Para ello se deben implementar certificaciones con las siguientes especificaciones: no sobreexplotar la reserva, y en caso de que ocurra implementar una estrategia de recuperación; desarrollar la pesquería con el menor impacto posible para el ecosistema; y buscar la efectividad en su manejo.
Mario Ramade, de la Confederación Mexicana de Cooperativas Pesqueras y Acuícolas (Conmecoop), dijo que las certificaciones en pesca permiten que el consumidor pueda diferenciar un producto en el mercado y adquirir los mejores.
Añadió que, en términos ambientales, garantizan la sustentabilidad de la pesquería, mediante la promoción de las mejores prácticas o la evaluación de esta actividad; así como el establecimiento de un plan de mejora.
Magda Estela Domínguez Machín, del Instituto Nacional de Pesca (Inapesca), comentó que se debe garantizar el crecimiento de la acuacultura para satisfacer la demanda de alimentos; y pugnar por un mejor manejo de las actividades que realizan los pescadores.
Dijo que este sector productivo enfrenta un problema con la Ley de Aguas Nacionales, ya que la acuacultura no es considerada una actividad generadora de alimentos, sino industrial, lo que frena la actividad productiva, por lo que se debe modificar dicha legislación.