Sacude conciencias
El Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo pidió a los nuevos jueces de Distrito afrontar su responsabilidad en los tiempos complicados que vive el país, en los que “la percepción social es negativa hacia el trabajo de los juzgadores, la impunidad es una herida abierta y la delincuencia organizada nos lacera cotidianamente”.
En sesión solemne de Plenos en la que el Ministro Luis María Aguilar Morales, Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y del Consejo de la Judicatura Federal (CJF), tomó protesta a 57 nuevos juzgadores y les entregó las credenciales y distintivos correspondientes, les aconsejó privilegiar la independencia en su desempeño y hacer de la discreción, el decoro y la honestidad sus principales herramientas.
“Nuestra función, bajo ningún supuesto debe buscar o puede depender del aplauso, del halago o del reconocimiento, mucho menos del compromiso o de la intención de quedar bien con nadie”, afirmó y les recordó que de sus decisiones libres y autónomas en su criterio judicial, pero a la vez vinculadas por la protección de los derechos humanos, dependerá también el prestigio del Poder Judicial.
“Como acertadamente lo ha expresado el Ministro Presidente en repetidas ocasiones, los jueces que no privilegian su independencia se reducen a simples mandaderos o sirvientes de intereses contrarios a su función”, agregó.
Por ello, como colega, les recomendó buscar en todos sus actos públicos y privados “la humildad, templanza y fortaleza que serán indispensables para afianzar la imparcialidad de sus decisiones y la honorabilidad de su investidura. Sus sentencias y el trato humano a los justiciables será el mejor espejo de su desempeño”.
Ante Ministros, Consejeros de la Judicatura Federal y familiares y amigos de los nuevos juzgadores federales, el Ministro Pardo Rebolledo sostuvo que la tarea de impartir justicia no es una actividad laboral cualquiera, sino una forma de vida.
“Día tras día tenemos la obligación de renovar la enorme responsabilidad y compromiso que tenemos en nuestros hombros como juzgadores y, por tanto, garantes de la estabilidad y paz sociales en nuestro país”, enfatizó.
Subrayó también que el buen juez debe tener la capacidad de poner en duda en algún momento su propio criterio, y no negarse a aceptar que puede estar equivocado, bajo el escudo de una aparente congruencia.
Recordó que en la antigua Atenas, los jueces, conocidos también como dicastas, es decir, aquellos que hacen un juramento, juraban su cargo de manera solemne cada año, comprometiéndose a desempeñarlo de manera fiel e incorruptible bajo dos cláusulas: votar de manera acorde con las leyes y de acuerdo con su más amplio entendimiento, “sin responder al favor o a la enemistad”.
Ese juramento, consideró, está inmerso en la protesta que rindieron como jueces de Distrito, en la que se comprometieron a honrar la dignidad propia del cargo que ostentarán, a ganarse la confianza de los justiciables con un actuar impecable sencillo y sobrio en su vida personal y un desempeño profesional intachable, honesto e independiente y a desarrollar sus atribuciones con un máximo compromiso de justicia.
El Consejero de la Judicatura Federal, Felipe Borrego Estrada, también dirigió un mensaje a los nuevos juzgadores, a quienes aseguró que no están solos en su nuevo encargo, pues el Consejo de la Judicatura Federal, en el ámbito de sus atribuciones, estará siempre atento para apoyar y facilitar las condiciones adecuadas para que con independencia e imparcialidad puedan realizar la delicada misión de impartir justicia, esa es nuestra responsabilidad constitucional.
Sin embargo, les pidió ser autocríticos, abrirse a la transparencia y al escrutinio social, “porque actuamos de buena fe, no somos infalibles, pero pueden evaluarnos, los jueces no tienen más jefe que la Constitución y su conciencia por ello son importantes, libres, transparentes”.
Agregó que el país vive una época trascendente, y que son muchas y variadas las maneras que se está tratando de erradicar vicios y malas costumbres que México ha adquirido con el transcurso de los años y a los que el Poder Judicial de la Federación (PJF) no es ajeno.
“Tenemos incorrectas prácticas rutinarias y hábitos mal adquiridos, patrimonialismos mal entendidos por la naturaleza misma de la actividad, por protegernos, por ayudarnos entre nosotros, por atraer a los nuestros. No existe una clara reglamentación en la selección e ingreso de oficiales y secretarios, en fin, por circunstancias diversas hemos llegado a problemas que hay que convertir en variadas áreas de oportunidad para crecer y cambiar lo que nos daña, lo que nos estorba”, planteó.
El PJF, dijo el Consejero Borrego Estrada, tiene la obligación de establecer a través de los distintos cauces institucionales, los mecanismos necesarios para adecuar su quehacer cotidiano, su normatividad interna, estructura y funcionamiento bajo una perspectiva enfocada en una justicia de puertas abiertas, que logre propiciar un cambio integral en la forma de impartir justicia. No demos viejas respuestas a las nuevas demandas, pidió.