El llamado líder moral del Partido de la Revolución Democrática, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, renunció a seguir militando en ese partido que fundó hace 25 años.
El argumento central de su histórica decisión fue que tiene enormes diferencias con su actual dirigente, Carlos Navarrete Ruiz.
El anuncio de la renuncia ocurrió horas después del encuentro que sostuvo con Navarrete en las oficinas perredistas, lo que marca para ese partido un día histórico que sacudió las entrañas de la izquierda mexicana que ahora será obligado a reconstruir su rumbo político.
“Me voy para ser congruente con mis principios”, dijo Cárdenas en la carta enviada a la dirigencia nacional.
“Me quedo en el partido para contribuir a la reconstrucción y evitar que el PRD se quede sin voces críticas”, expresó el líder de los senadores perredistas, Luis Miguel Barbosa Huerta.
“Me gustaría irme del PRD, pero no sé cuándo, pero considero que Navarrete debe pedir licencia para permitir un trabajo eficaz de reconstrucción”, dijo la senadora Dolores Padierna Luna, una de las estrategas de la corriente que encabeza su esposo René Bejarano.
Fueron las primeras reacciones de los cuadros del perredismo que en este momento tienen las luces del protagonismo que se está viviendo al interior del organismo político.
Y todos coinciden en que con la renuncia del ahora ex líder moral, en el PRD se acabó el principio emblemático que le dio vida al partido.