Los cigarrillos electrónicos se comercializan al margen de toda regulación e información para los consumidores, por lo se necesita que las autoridades de salud analicen tanto el contenido de los líquidos utilizados en estos dispositivos, como las medidas aceptadas para verificar la seguridad de quienes los consumen.
Por ello, el Congreso federal aprobó un dictamen con punto de acuerdo en el que demanda a la Secretaría de Salud informar acerca de los resultados de investigaciones científicas, respecto de los posibles daños a la salud que pudiera producir el uso de los cigarros electrónicos, a fin de contar con los elementos suficientes para regular su uso en el país.
El cigarrillo electrónico pareciera no ser tan dañino como el convencional, sin embargo, hace falta más investigación para determinar con certeza las políticas públicas que deberán implementarse en cuanto a su uso, detalla el dictamen.
En el texto se destaca que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tabaco es una de las mayores amenazas para la salud pública en el mundo, pues mata a casi seis millones de personas al año, de las cuales, más de cinco millones lo consumen o lo han consumido y más de 600 mil son no fumadoras, expuestas al humo ambiental, es decir, fumadores pasivos.
La adicción a la nicotina por consumo de tabaco fumado, masticado o aspirado, causa una afectación directa a la salud y favorece el desarrollo de enfermedades cancerígenas en las vías respiratorias.
En este sentido, los llamados cigarrillos electrónicos son dispositivos con forma de cigarrillo -aunque también los hay en forma de puro y pipa de agua- que no contienen tabaco y que pueden ser utilizados con o sin nicotina, saborizantes y otros ingredientes utilizados en la fabricación de los cigarrillos.
Dichos dispositivos –describe el dictamen- funcionan mediante un sistema electrónico con batería recargable, con la que se produce calor y un atomizador vaporiza una mezcla con o sin nicotina, propilenglicol y otros compuestos químicos y, se utiliza inhalando el vapor producido, simulando a los cigarrillos tradicionales.
Asimismo, en el punto de acuerdo propuesto por la senadora del PRD, Dolores Padierna Luna, y que dio pie a este dictamen, señala que en países como España, Brasil, Canadá, Finlandia, Israel, Líbano, Países Bajos, Suecia, Turquía y Reino Unido, se comercializan estos productos y en la mayor parte de ellos se establecen declaraciones de ser inocuos y de facilitar la deshabituación o la reducción del consumo, sin embargo, su seguridad y eficacia aún no han sido demostradas.
Por tal motivo, expone, no se pueden excluir los riesgos para la salud asociados al uso o a la exposición al vapor de los cigarrillos electrónicos, entre los que destacan el que a corto plazo, se han hallado efectos fisiológicos adversos en las vías respiratorias similares a los asociados al humo de tabaco, por lo que son necesarios más estudios para conocer los efectos a largo plazo.
“Se han encontrado sustancias cancerígenas en líquido y vapor de cigarrillos electrónicos, y se han descrito efectos adversos relacionados con su uso, algunos severos, y la utilización de estos productos genera emisión de propilenglicol, partículas PM2.5, nicotina y sustancias cancerígenas que contaminan los espacios cerrados”, agrega.
Además, se ha mostrado que después de cinco minutos de utilización del producto, aumenta la resistencia de la vía aérea y disminuye la fracción exhalada de óxido nítrico, cuyo patrón de cambios en los mecanismos de las vías aéreas y del óxido nítrico exhalado es similar al que se produce después de la inhalación del humo del tabaco.
Por ello, algunos especialistas consideran plausible que a largo plazo los cigarrillos electrónicos puedan producir cambios permanentes en la función pulmonar, como ocurre con el tabaco y, por ello, son necesarios más estudios para conocer los efectos a largo plazo del uso de estos.
Los principales ingredientes –propilenglicol, glicerina y aromatizantes- han sido aprobadas para su uso en alimentos pero eso no significa que sean seguros para ser inhalados repetidamente, como ocurre con los cigarrillos electrónicos, expone el dictamen.
Asimismo, el Instituto Francés de Consumo, en su análisis de muestras de cigarrillos electrónicos, ha denunciado la existencia de deficiencias de mecanismos de seguridad para proteger a los niños porque la dosis de nicotina que contienen puede ser letal para éstos.