Por Jeremías Marquines
La tarde del jueves ocurrió un atentado a balazos donde murieron dos policías viales y un trabajador del ayuntamiento mientras se preparaba un evento donde estaría el alcalde de Acapulco, Manuel Añorve Baños.
Este lamentable y condenable crimen, debe servir de alerta a quienes acompañan a este alcalde porque estar cerca de él es un verdadero peligro para la vida de todos.
Para evitar que se le involucrara en el atentado, Añorve Baños rápidamente salió a decir que estuvo dirigido contra los policías. Lo que diga, todos sabemos que es un peligro estar cerca de él.
Y apropósito de este alcalde que convirtió a Acapulco en un peligro para los turistas, también dejará en la bancarrota al municipio, incluso, se dice que su secretario de Administración y Finanzas cambio su residencia a otro estado por las amenazas del crimen, y ahora despacha por teléfono desde algún lugar desconocido, muy raras veces se le ve en público pero tiene cuidado de no estar cerca de su presidente.
Pese a que el gobierno de Añorve es un mar de corrupción y desfalco, hay un periódico muy crítico llamado El Sur que no lo toca para nada. Prefiere dirigir sus críticas y sus indagaciones hacia el gobernador Ángel Aguirre a quien no baja de asesino por el caso Ayotzinapa.
A propósito, la contundencia de las pruebas con las que se consignó a los dos policías ministeriales que según la PGJE asesinaron a los dos normalistas de Ayotzinapa, deja muy mal a ex procurador Alberto López Rosas que había insistido que esos policías no habían disparado.
Alberto debe recapacitar porque por muy leguleyo que sea, no ha presentado evidencias que demuestren sus dichos, esta vez sí perdió. Sin embargo, aún le quedan sus amigos, ¿sí, o no?