Yucatán tendrá la primera reserva hidrogeológica del país en uno de los laboratorios naturales más importantes a nivel regional. Dicha reserva preservará una área de 1 mil 312. 28 kilómetros cuadrados y un volumen de agua de 108 millones 200 mil metros cúbicos, lo que equivale en superficie a 28 veces la plancha del Zócalo de la Ciudad de México, y en contenido a 68 veces el volumen del estadio Azteca.
La zona que se propuso para la reserva hidrogeológica es la localizada en el sector sur del anillo de cenotes en el norte de la Península de Yucatán, la cual abarca 12 municipios y está alejada de plantas municipales de tratamiento de aguas residuales y fuera de la red de monitoreo de la Conagua.
El contenido de líquido que posee la zona abastecería de agua a la ciudad de Mérida durante 25 años, pero este periodo podría prolongarse por las recargas naturales de agua –en la zona se registra una alta permeabilidad asociada al fracturamiento del cráter de Chicxulub–, y si se realiza un cuidadoso manejo de protección, dijo Laura Hernández Terrones, líder del proyecto e investigadora de Ciencias del Agua del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), sede Cancún, Quintana Roo.
La propuesta de esta reserva hidrogeológica, la cual se prevé sea decretada por el gobierno del estado luego de la firma del convenio que se hizo el pasado 23 de marzo en ocasión del Día Internacional del Agua, es una muestra clara de lo que es la transferencia de conocimiento, opinó Hernández Terrones.
“Hay una crítica que se nos hace a los científicos, de que los estudios se quedan archivados y esto es un ejemplo de que todo el conocimiento que se generó para proponer la zona para la reserva ahora se está llevando a un nivel de decisión de política del estado”, reconoció y añadió que el mismo estudio se hizo para Quintana Roo en el 2008 y la diferencia es que en esta entidad “no ha habido voluntad política para que se decrete”.
Laura Hernández explicó que el trabajo científico que realizó en la zona elegida para la reserva tomó dos años y medio de estudios progresivos, analíticos y de campo, y este mismo se puede aplicar en cualquier lugar del país en ambos sentidos, tanto en aquellas regiones en donde el agua es abundante y en las que no lo es”.
Lo que se hace, explicó, es identificar primero donde está el agua, saber qué calidad tiene, después se elabora la modelación y proyecciones para saber cuánto volumen del líquido hay, y el resto corresponde a la gestión de trabajo con los gobiernos.
Una propuesta con sustento científico
A partir del reporte de trabajo que encabezó el equipo investigadores del CICY, liderado por Laura Hernández e integrado por Mario Rebolledo, Antonio Almazán y Francisco Valadez; se deben cumplir cuatro de cinco requisitos para proponer una reserva hidrogeológica: calidad del agua (dentro de la normatividad mexicana e internacional); balance hídrico (cantidad de agua disponible); uso de suelo (la actividad no debe representar una amenaza para el acuífero); zona de recarga (el lugar debe contener una zona de recarga o debe encontrarse muy cercana de una); y que no exista intrusión salina o que esta cumpla con el modelo Ghyben-Herzberg.
El estudio técnico
La especialista en geoquímica del medio ambiente explicó que se hizo una campaña prospectiva alrededor de todo el anillo de cenotes apoyada en los datos proporcionados por la bibliografía existente y que indican dónde hay agua. “Toda la parte prospectiva es investigación de campo y bibliográfica”.
El equipo de investigación seleccionó varias zonas dentro del estado para trabajar en ellas. Una vez que se detalló la parte analítica y la visual se tomaron muestras, y se llevaron a cabo análisis con diferentes parámetros. Con los resultados se descartaron dos zonas: una porque no cumple con la calidad de agua que se requería, y la otra por la misma razón de falta de calidad y además porque está muy impactada por actividades agrícolas y ganaderas, aun cuando posee un lente de agua dulce de mayor tamaño.
Zona protegida
A partir de que la zona sea decretada reserva hidrogeológica quedarán prohibidas las extracciones clandestinas y las actividades que comprometan la calidad del agua. A las personas que viven en la zona no se les impedirá continuar con sus actividades sino que deberán hacerlas bajo un esquema de ordenamiento para que no construyan, no realicen riego intensivo con pérdidas ni riego de fertilizantes. La propuesta es realizar actividades de manera sustentable sin comprometer la calidad del agua de la zona.
La idea, destacó Laura Hernández, es trabajar con este esquema (estudio científico, un ordenamiento y políticas públicas) en otros lugares para ir localizando dónde hay agua con calidad, proteger las áreas y evitar su contaminación, ya que es importante conocer de dónde se va a tomar el agua para enfrentar el crecimiento de la poblaciones.
La científica, quien también es presidenta del Consejo de Cuenca de la Península de Yucatán, informó que parte de los trabajos que se realizarán a partir de que se publique el decreto de la reserva hidrogeológica, es llevar labores de apoyo comunitario, como talleres de sensibilización, trabajos de reforestación, ya que será importante mantener los servicios de medio ambiente, lo que ayudará a los habitantes de la zona a conservar su patrimonio.
La investigación realizada por el CICY, se hizo en el marco del Sistema de Investigación, Innovación y Desarrollo Tecnológico de Yucatán (SIIDETEY).