Tremendo escándalo desató el diputado federal del Partido del Trabajo, Jaime Cárdenas García, con ese “chascarrillo” que solo evidenció lo que realmente representan los diputados federales para el pueblo: Una sarta de borrachos.
Como se sabe, a este legislador se le ocurrió denunciar, a grito abierto, que en la parte de atrás del salón de sesiones olía a alcohol y exigió al presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Chuayffet Chermor, que ordenara una inspección para evidenciar a los diputados borrachos.
El asunto no solo escandalizó a propios y extraños, sino que irritó a muchos ciudadanos que a través de las redes sociales y comentarios enviados a casi todos los medios de difusión de comprobada penetración masiva, como fue el caso de esta “Grilla en el Poder”, les dijeron de todo a los llamados “representantes populares”.
Pero supuestamente a quien más irritó el escándalo nacional que produjo este vergonzoso episodio de los borrachos que provocó su compañero de bancada Jaime Cárdenas, fue al veterano político Porfirio Muñoz Ledo, a quien un diputado priísta lo señaló, también a grito abierto en esa ya histórica sesión del 25 de octubre del 2011, de eructar 90 por ciento alcohol y 10 por ciento botana.
Y es que fueron tantas las bromas que se centraron en Muñoz Ledo por ese exabrupto, que lo hizo cometer la torpeza de exigir a Televisa que no difundiera ese tipo de exageraciones publicitarias, solo porque el periodista Joaquín López Dóriga anució la nota informativa como asunto de borrachos en el parlamento.
Fue, pues, un acontecimiento que alimentó el desprecio que siente el pueblo por sus “representantes populares”, pues además una diputada federal perredista de nombre Enoe, dijo al aire en el programa de la conductora de radio Paola Rojas, que no es la primera vez que algunos diputados federales, de todos los partidos políticos, llegan al salón de sesiones con aliento alcohólico y así legislan.
Esa es la realidad del Congreso federal mexicano… ¿O alguien lo puede refutar?...