De acuerdo con cifras oficiales de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), a finales de marzo del presente año 975 mil 177 jóvenes de entre 20 y 29 años de edad estaban buscando empleo, y 353 mil 925 jóvenes de entre 15 y 19 años se encontraban en la misma situación.
Además, la Población Económicamente No Activa (PNEA) de jóvenes mexicanos es de 15 millones 867 mil 105 personas de entre 14 y 29 años de edad.
La triste realidad que sufren los jóvenes de México en este momento se refleja en las siguientes cifras oficiales: el 54 por ciento de los desempleados son menores de 29 años.
En materia de salarios, el 11.48 por ciento de los jóvenes que trabajan no percibe ningún salario.
El 12.2 por ciento gana menos de un salario mínimo.
El 29.5 por ciento tiene una remuneración entre uno y do salarios mínimos.
El 22.7 por ciento recibe entre dos y tres salarios mínimos.
El 12.65 por ciento gana entre tres y cinco salarios mínimos.
Únicamente el 3.78 por ciento de los jóvenes gana más de cinco salarios mínimos.
Más del 50 por ciento de las 32 entidades federativas cuenta con leyes sobre la juventud, pero irónicamente los “representantes populares” del Congreso de la Unión no pueden legislar en esa materia en este momento, hasta el periodo ordinario de sesiones.
Esto último, a pesar de que recientemente en el Senado se aprobó una reforma constitucional que dio facultades a este órgano para emitir leyes a favor de ese sector poblacional.
Sin embargo, todavía falta la ratificación de esta reforma por parte de los legislativos estatales.
Recuérdese que después de seis meses de haber iniciado el actual Gobierno federal, el presidente Enrique Peña Nieto no había nombrado al Director del Instituto Mexicano de la Juventud y cuando se designó, se hizo sólo después de que los senadores exigieron el nombramiento mediante un Punto de Acuerdo.
Ese es el muy lamentable escenario social que viven los jóvenes de México y de ahí que muchos de ellos se vean obligados a tomar el camino de la ilegalidad para subsistir.