El senador perredista Armando Ríos Piter denunció públicamente que en su partido le insinuaron que sería candidato al gobierno de Guerrero, solo si aceptaba tener acuerdos con varios actores políticos, lo que rechazó de manera contundente y por ello anunció que queda fuera de esa elección a la celebrarse en julio próximo.

Y con tono decidido expresó ante los micrófonos abiertos: “No acepto la candidatura al gobierno de Guerrero con las condiciones que me impusieron, porque yo no pretendo el poder por el poder y me niego rotundamente a participar en un proceso electoral amañado políticamente, pero tampoco me voy del PRD”.

El legislador guerrerense convocó a conferencia de prensa este lunes y ante la insistencia de los reporteros para que revelara nombres, solo se limitó a señalar lo siguiente: “Me dijeron que para procesar mi candidatura, era importante tener un acuerdo con varios actores políticos, entre ellos el ex gobernador Ángel Heladio Aguirre Rivero, y no estoy dispuesto a participar y llegar a la gubernatura con una serie de pactos que me parecen indignos, y llegar al poder por el poder, pues los ciudadanos van a decir que todos los políticos son iguales, que todos los políticos son corruptos”.

Insistió en que de ninguna manera está dispuesto a llegar al gobierno de su entidad a través de una serie de pactos con la gente que se niega al cambio, porque “de aceptar estaría traicionando mis principios de hacer política para transformar y no para hacer más de lo que hacen los malos gobiernos, incluido el federal”.

Una y otra vez Ríos Piter se negó a dar más nombres de quienes en su partido le insinuaron las condiciones para otorgarle la candidatura al gobierno de Guerrero y dijo que mejor se dedicará a fortalecer un frente nacional para promover el cambio en los objetivos de la política.

Antes, el senador perredista leyó un documento de poco más de tres cuartillas, en las que fijó su posición político-partidista. El documento dice textualmente: “He tomado la decisión de no participar en el proceso electoral como posible candidato a gobernador del estado de Guerrero.

“A lo largo de este proyecto político he contado con la solidaridad y apoyo de miles de mujeres y hombres que creen en la alternativa de un gobierno de izquierda que verdaderamente lo sea, que se ocupe de políticas sociales de fondo, actúe con transparencia y rendición de cuentas y gobierne con la sociedad.

“Hoy, este proyecto es inviable por la corrupción que, a través de redes de complicidad, asegura el mantenimiento de la perversión política en Guerrero.

“Estoy convencido que a los 43 jóvenes normalistas de Ayotzinapa los desapareció la corrupción y la impunidad imperante:

Corrupción, pues fueron policías amafiados con criminales quienes los atacaron; impunidad, por el silencio cómplice que aún se mantiene en todos los órdenes de gobierno.

“Hoy, en Guerrero y el país, corrupción significa desapariciones forzadas, violación a los derechos humanos y “el luto humano”, del que habla José Revueltas. Miles de familias han perdido patrimonio, negocio, empleo y tranquilidad por la corrupción.

“Corrupción es sinónimo de empobrecimiento de millones en beneficio de unos cuantos, compra de voluntades y manejo clientelar de las políticas públicas.

“Así, la corrupción en Guerrero se ha convertido en la peor forma de violencia. Es la traición de la autoridad a la confianza del gobernado, que mantiene en vilo la vida de los ciudadanos, se apropia de sus bienes, agrede su tranquilidad personal y los somete a la ley del más fuerte.

“Guerrero es un lugar de contradicciones y de encuentros; de propuestas y participación en la transformación nacional; de marginación lastimosa y riquezas maravillosas; de cacicazgos sangrientos y luchas esperanzadoras.

“Las raíces históricas de mi estado y sus más significativas luchas sociales, están vinculadas con ideas de reivindicación y propuestas populares. La historia de la izquierda en el país no podría entenderse sin Guerrero.

“Desde la guerrilla campesina de Lucio Cabañas en las zonas más intrincadas de la Sierra en la Costa Grande, hasta Othón Salazar en la montaña con las demandas del magisterio democrático. Desde las luchas por los derechos humanos en casos como el de Rosendo Radilla, hasta la organización indígena para impartir seguridad y justicia comunitaria.

“Hoy nuestro país atraviesa por una crisis económica y de legalidad, pero sobre todo por una crisis de moralidad. Actuar para resolver esta crisis es responsabilidad de la izquierda.

“El principal problema nacional es que la ética ha quedado supeditada al pragmatismo político. La búsqueda del poder por el poder también ha trastornado los ideales originales de izquierda.

“Empezamos criticando al poder y acabamos replicando sus vicios. Fuimos como partido la conciencia del país en el pasado reciente, pero rápidamente nos hemos convertido en parte del problema, en lugar de ser la solución.

“Hoy tenemos que hacer un alto en el camino, hacer un profundo ejercicio de autocrítica y rectificar la ruta. Hay quienes piensan que para alcanzar el poder hay que construir un acuerdo pragmático a costa de lo que sea, con el fin de alzarse con el triunfo electoral en Guerrero. No comparto esta visión.

“Promover ese acuerdo, es olvidar que no hay política sin principios, y que al margen de ellos, no hay izquierda posible. Un partido de izquierda es para la transformación social, y ésta no se pacta con la corrupción y la impunidad.

“No puedo borrar de mi mente el comentario de una mujer que nos dijo en Guerrero: -La policía ya no cuida a los ciudadanos, sino cuida a los delincuentes porque les pagan mejor-.

“Los hechos del 26 de septiembre en Iguala desnudaron, frente a la sociedad mexicana y frente al mundo entero, una terrible realidad. Hay políticos que se amafian con los criminales para llegar al poder, y después cumplir compromisos por los apoyos recibidos.

“Tres meses después de los hechos de Iguala, la sociedad no tiene respuestas claras ni certeza de que se haya castigado a los criminales de aquella noche imperdonable. No se han tomado decisiones contundentes contra la colusión entre crimen y política.

“Pareciera que el Gobierno federal apuesta al olvido. Lo que millones de mexicanos perciben a partir de lo ocurrido en los últimos meses, es que la simulación, la insensibilidad social, la inmoralidad pública asoman el rostro desde la propia autoridad.

“Hoy más que nunca, la sociedad exige ética en la política; servicio verdadero y no simples promesas. Hombres y mujeres transparentes en las listas de candidatos a puestos de elección popular; ejercicio autocrítico de los errores de gobierno para garantizar que no volverán a ocurrir; y complicidad cero.

“Para garantizar esta visión, es necesario un acuerdo entre todas las fuerzas de izquierda, las partidistas y las no partidistas. Me refiero a una izquierda que hoy en diferentes partidos como el PRD sin distingo de corrientes, Movimiento Ciudadano, Partido del Trabajo o Morena, con los liderazgos morales y cientos de organizaciones, tiene una responsabilidad histórica que cumplir.

“¿Cómo vamos a vencer el autoritarismo, la corrupción y la impunidad si estamos desunidos, sin contundencia que le dé energía y respaldo popular a nuestra propuesta ética?

“¿Cómo vamos a enfrentar con éxito la pobreza y el desempleo si no cerramos filas para combatir la compra de votos y el manejo clientelar de la política social del que son presa los que menos tienen, por la necesidad y marginación en que viven y añadiría si no es que a veces también somos parte de esto?

“¿Cómo vamos a darle seguridad y justicia a los ciudadanos si estamos fragmentados, presas de criminales que sí actúan en conjunto y someten en lo individual?

“Las fuerzas políticas de izquierda unidas deben ponerse del lado del movimiento social, dialogar con sus integrantes y organizaciones. Tender puentes que permitan pasar de la crisis a la construcción conjunta de soluciones. La problemática es tan compleja y el reto tan trascendente, que todos debemos despojarnos de intereses personales o de grupo.

“El proyecto en el que pienso para transformar Guerrero no es cuestión de una sola persona. Es un proyecto colectivo: se necesita articular una base social contra la corrupción y la impunidad.

“Para resolver los problemas de la gente, para recuperar la confianza perdida, para salir a las calles a presentar una propuesta que involucre y que movilice las conciencias, se requiere construir un esquema que no requiera de pactos oscuros, de pactos de complicidad.

“Por estas razones he decidido dedicar mis esfuerzos a una movilización amplia y colectiva contra la corrupción y la impunidad.

Reitero mi reconocimiento y gratitud a las muchas voluntades que han apoyado el proyecto de gobernar Guerrero y que me han sostenido por encima de todos los aspirantes de todos los partidos. “Al Movimiento Jaguar y los jóvenes que lo nutren, hombres y mujeres que con su entusiasmo trabajan y han trabajado por el bien de este proyecto. No hay desánimo y sobre todo debemos seguir en la importante tarea de combatir la corrupción que hoy cancela futuro y ata a la violencia, dejando sin oportunidad a las nuevas generaciones.

Que no se olvide: Guerrero es un territorio con esperanza y de Guerrero depende la esperanza del país”.