El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, surge en 2011 como una expresión ciudadana que reclama el cambio de una política de guerra contra el narcotráfico a una política de seguridad humana y paz en México. Con la voz "estamos hasta la madre", tocó a miles de ciudadanos en el mundo para unirse a las acciones de promoción de las políticas con rostro humano.

La Caravana por la Paz a Estados Unidos es única en su tipo y marca un precedente histórico. Integrada por organizaciones mexicanas y estadunidenses, viajará más de 9 mil 400 kilómetros.

Partió el pasado 12 de agosto en San Diego, California y concluye el 12 de septiembre en Washington DC. Hasta este momento más de 100 agrupaciones de migrantes, iglesias, sindicatos, universidades, organizaciones no gubernamentales y autoridades locales de las diversas entidades del país vecino se han adherido a esta convocatoria.

Del lado mexicano, docenas de organizaciones ciudadanas se han sumado a esta iniciativa.

La finalidad de la Caravana por la Paz a Estados Unidos es impulsar el desarrollo de una estrategia binacional de paz y solidaridad internacional. El corazón y la voz central son las víctimas de ambos lados de la frontera que al unísono buscan inspirar solidaridad y diálogo entre la sociedad civil estadunidense para acabar con la guerra.

Es por ello que Iniciativa Ciudadana para la Promoción de la Cultura del Diálogo A.C. se suma a La Caravana por la Paz. Es un momento político que abrirá nuevas puertas y escenarios y mostrará la capacidad de incidencia ciudadana binacional.    

La Alianza Nacional de Comunidades Latinoamericanas y Caribeñas (NALACC, por sus siglas en inglés), señala que "la Caravana abre la posibilidad de iniciar un debate transnacional entre sectores interesados en la búsqueda de un nuevo paradigma de seguridad humana que tenga como criterio central el bienestar integral de las personas. Por ello, nos sumamos al llamado de las y los migrantes en la Caravana por la Paz”.

Y añade: “Llamamos a un nuevo enfoque de seguridad que enfatice la seguridad humana, la necesidad de tener hogares estables, trabajos decentes y una expectativa de seguridad y oportunidad de vivir y trabajar dignamente y en paz.

“Necesitamos urgentemente una reforma a las leyes migratorias en todo el hemisferio que respondan a las realidades del siglo 21, tratando a los inmigrantes como seres humanos y reconociendo sus valiosas contribuciones al tejido social y económico de los países de origen como de los países receptores.

“Sumemos esfuerzos con las personas, organizaciones y redes de la Caravana por la Paz en la construcción de alianzas estratégicas y así consolidar a las y los ciudadanos como un actor político que logre incidir en las agendas legislativas y de políticas públicas binacionales”.