*En su propia casa

“Mientras muchos criticaron desde la comodidad de sus oficinas lo ocurrido en mina de Coahuila, yo me fui al lugar de los hechos a estar con los afectados; pese a ello, nos critican que no atendemos nada, cuando son ustedes, los legisladores, quienes no dan la cara al pueblo”.

Así se los dijo, y en su propia casa, a diputados y senadores de todos los partidos políticos el secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón, quien casi a grito abierto, frente a frente y sin temores, respondió envalentonado a una serie de preguntas que, hasta ese momento, ni habían sido agresivas y mucho menos provocadoras.

Pero desesperado porque nadie le daba pauta directa para responder y adoptar actitudes que le permitieran acaparar reflectores, el titular del Trabajo y Previsión Social no pudo más y cuando nadie se lo esperaba les dijo:

“Hemos estando atentos a todo lo que se requiere y no nos pueden decir lo contrario, porque son ustedes los que nunca salen a dar la cara al pueblo cuando hay problemas de esa magnitud”.

Motivado más por escandalizar para demostrar a los panistas que es el mejor prospecto para enfrentar a los priístas en la arena electoral, el funcionario utilizó lenguaje altisonante y hasta provocador para intentar justificar el trabajo del presidente Felipe Calderón.

Pero fue un panista quien salió a poner en su lugar a Lozano Alarcón, el senador coahuilense Ricardo García Cervantes, quien también cara a cara, sin tapujos y sin temores, le dijo a su todavía correligionario: “Lo que ocurre en el sector minero del país es un total desorden y requiere de tomar las cosas con toda seriedad, porque es un desorden que cuesta vidas; hay empresas que operan en forma ilegal, con explotación laboral, pero cuando lo dije con oportunidad, se me acusó de todo y nada se resuelve”.

Los diputados federales y senadores perredistas, petistas, verde-ecologistas y priístas moderaron posturas sin responder a lo que llamaron “bravuconadas” de Lozano Alarcón y lejos de agredirlo, le pidieron serenidad para buscar acuerdos ante un sector de la industria nacional que cobra vidas, explota trabajadores y opera en la ilegalidad.

Nada de ello atendió el titular dl Trabajo y todo terminó sin acuerdos y más distanciados los poderes Legislativo y Ejecutivo.