El coordinador de la Red por la Rendición de Cuentas, Mauricio Merino Huerta, advierte a los políticos del momento que están ante la oportunidad histórica de enderezar el rumbo del país en materia de rendición de cuentas y recuperar la confianza de la sociedad en su conjunto.

Aquí sus palabras textuales pronunciadas ante los tres poderes de Unión el lunes pasado en el Senado de la República: “Tomando en cuenta la presencia del Jefe del Estado mexicano y de tan distinguidos representantes de los Poderes públicos del país, me gustaría usar estos minutos para llamar su atención en torno de tres ideas. Seré muy breve.

“Primero. Tengo para mí que el mayor interés de los asistentes a estas conversaciones estará en la legislación aún pendiente en materia de transparencia y combate a la corrupción. Esas dos grandes reformas que son, en realidad, una y la misma cosa.

“A muchos nos preocupa que alguien pretenda entenderlas por separado y, más todavía, nos preocupa que la legislación secundaria se haga de modo fragmentario; se haga sin una política pública, articulada y coherente, que cada quien corra con su ley hasta el extremo de que este propósito nacional se pierda en el camino.

“La Ley Federal de Transparencia, la Ley General de Archivos, la Ley de Protección de Datos Personales, la Ley General del Sistema Nacional Anticorrupción, la Ley General de Responsabilidades, las leyes orgánicas por hacerse y el resto de las reformas que se deriven de ellas, pueden llegar a contradecirse y pueden llegar a anularse recíprocamente, si todo este esfuerzo legislativo por venir no queda entrelazado por una misma visión compartida del Estado mexicano en su conjunto.

“Venimos de la fragmentación y de la ambigüedad institucionales en estas materias, y no queremos volver a ellas después de este larguísimo recorrido.

“Pienso, junto con muchos otros colegas de esta causa, que los Poderes Ejecutivo y Legislativo pueden y deben ponerse de acuerdo en torno de esa política pública que garantizará la rendición de cuentas en México, y que sea sobre esa base, sobre la base de ese acuerdo previo, que se redacten las leyes que he mencionado y no al revés, ni sobre la marcha, ni sobre ocurrencias.

Ésta, en nuestra opinión, tiene que ser una tarea colectiva y muy bien orquestada.

“Segundo. Por supuesto que durante la hechura de estas leyes, todavía puede haber regresiones, todavía hay un amplio riesgo de marcha atrás. Existe el riesgo de que la letra chiquita de la legislación secundaria anule la letra grande de la Constitución.

“Por eso, es muy importante que los líderes de nuestra clase política comprendan que el esfuerzo que está en curso no es una respuesta coyuntural al reclamo pasajero de organizaciones sociales y de ciudadanos indignados, sino que más bien, en esta reforma, y lo digo con todo respeto, en esta reforma se están jugando su propio futuro y se están jugando su memoria.

“En estos temas y en este momento, nadie tendría que ser más audaz para ir adelante, en comparación con cualquier otro lugar del mundo. Nadie tendría que ser más audaz que nuestra clase política. Nadie más tendría que asumir el liderazgo del combate a la corrupción.

“Los malos momentos, como los que está viviendo México en estas materias, también suelen dar paso a las grandes oportunidades. Ésta es una gran oportunidad para nuestra clase política.

Termino con una tercera idea breve:

“Coincido con el señor Presidente Peña Nieto, en que lo peor que le podría suceder al país en el futuro inmediato, se lo he escuchado varias veces, sería que el proyecto plural del país se viniera abajo, y que del desencanto y de la indignación sociales emergiera una alternativa política opuesta a la consolidación democrática, a la defensa de los derechos ya ganados.

“Pero precisamente porque coincido con esa preocupación, creo que la única respuesta posible a este riesgo, es la dignificación de las instituciones políticas democráticas. Y la única vía disponible para dignificarlas, aquí y ahora, está en anular en serio, anular en serio y a fondo cualquier nuevo intento de opacidad y de corrupción en la vida pública de México. Ahí está la cadena causal, y la solución está en sus propias manos”.