La corrupción que impera en el Instituto Federal Electoral no tiene límites. Esa verdad es lo único transparente en el Instituto desde el cual Leonardo Valdés Zurita construye indebidamente su patrimonio personal.

Además de ineficiente y prepotente, Valdés Zurita está mostrando ser un hombre insaciable y carente de principios.

Los millones de pesos del presupuesto del IFE que maneja a su libre albedrío y reparte entre sus incondicionales, no le son suficientes para alimentar su ambición. Quiere más y más.

Por eso, cada año inventa más pretextos para quedarse con el dinero que aportamos los ciudadanos: que porque hay elecciones, que porque no hay, que porque van a renovar credenciales de elector, que porque necesita más asesores, que porque muchos etcéteras…

El caso es que siempre quiere que de len más y más presupuesto al IFE. Pero, no es para aplicarlo a mejorar el sistema electoral mexicano, sino para gastárselo en frivolidades.

Por eso es muy positivo que el contralor general del IFE, Gregorio Guerrero, haya puesto el dedo en la llaga al denunciar que existen serias irregularidades en los gastos que realiza el Instituto.

Es tiempo de que el poder legislativo y los órganos de control revisen minuciosamente el desempeño financiero del IFE.