Las glándulas mamaria y prostática son estructuras secundarias del sistema reproductor de los mamíferos, y tanto su desarrollo normal como sus patologías, son semejantes. Ambas completan su crecimiento en la pubertad, y para su función dependen de hormonas sexuales. En el ser humano, surgen tanto patologías benignas, como carcinomas asociados.
Para cada sexo, los cánceres en esos órganos suelen ser los padecimientos más comunes en sujetos mayores de 50 años, cuya tasa de mortalidad es considerada la número uno en el mundo, señaló Carmen Aceves Velasco, del Instituto de Neurobiología (INb), campus Juriquilla de la UNAM, quien junto con sus colaboradores desarrolla compuestos yodados para determinar sus efectos anticancerígenos en estos órganos, que captan el elemento de manera natural.
Como parte de una línea de investigación de más de 10 años, en colaboración con Brenda Anguiano, y tesistas de licenciatura, maestría y doctorado, los estudios de la científica universitaria se han centrado en analizar los efectos del yodo molecular en diferentes tejidos del organismo, capaces de captar este elemento, como las glándulas mamaria, prostática y ovario, así como algunas células de origen nervioso que forman neuroblastomas (tumor que se desarrolla en bebés y niños).
Estudios preclínicos y clínicos han mostrado que el suplemento de compuestos yodados aminora la fibrosis mamaria, enfermedad benigna que afecta a gran cantidad de mujeres jóvenes en el orbe. En el caso del cáncer, su administración, junto con la quimioterapia convencional, ejerce efectos adyuvantes antineoplásicos, es decir, los tumores se reducen con mayor rapidez.
La investigadora titular del Laboratorio de Metabolismo Energético, añadió que otro factor importante del elemento referido es su capacidad antioxidante. Esta característica protege a los individuos de los efectos secundarios de las quimioterapias. “Por lo tanto, tenemos un beneficio dual: ayuda a que éstas sean más efectivas y disminuye sus efectos colaterales”.
En el caso de la próstata, los análisis clínicos en hombres con hiperplasia prostática benigna demostraron que esta patología, que ocurre naturalmente en gran parte de los varones en la etapa inicial del envejecimiento, puede ser tratada con compuestos yodados, con igual eficacia que la mostrada con los fármacos empleados hasta el momento, pero sin presentar efectos secundarios asociados a los medicamentos.
La principal ventaja de este elemento, destacó, es que en dosis adecuadas no tiene efectos adversos, ni en la salud general, ni en la función tiroidea. Es conocido que el consumo excesivo de yodo se acompaña de una disminución en la función tiroidea o hipotiroidismo.
Asimismo, resaltó la importancia de que estos tratamientos se realicen siempre bajo supervisión médica, y que se valore a cada uno de los pacientes, pues existen personas más sensibles que otras a las concentraciones de yodo.
En el caso de los cánceres, lo primordial es la detección temprana. Es importante que la gente acuda a su médico en cuanto se percate de alguna alteración; estas enfermedades ya dejaron de ser un proceso mortal si se atienden a tiempo.
Por último, indicó que promueven la obtención de una patente para los productos yodados, que se suministran actualmente en gotas, “pero buscamos también generarlos en pastillas o en preparaciones de lenta liberación”.