En contraste con la creencia popular, la epilepsia sí es operable porque los métodos diagnósticos han avanzado tanto que los pacientes pueden ir directo a cirugía. Sin embargo, para aquellas personas a quienes la intervención pudiera afectarles alguna función como el lenguaje, la memoria o el movimiento, y no es claro el sitio donde se inician las crisis, es necesario introducir electrodos sobre o dentro del tejido cerebral.

Ana Luisa Velasco Monroy, de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, presentó su experiencia con los datos obtenidos mediante el registro con estos electrodos y su valor diagnóstico, así como el pronóstico en pacientes candidatos a cirugía. Este trabajo y su destacada experiencia profesional la hicieron merecedora de ingresar como académica numeraria a la Academia Nacional de Medicina de México en el área de Neurología.

Sin duda, destacó la neuróloga y neurofisióloga, estos estudios también permiten detectar a aquellos pacientes que no podemos operar con los métodos tradicionales, porque si el foco se encuentra en una zona del cerebro donde hay lenguaje, memoria o movimiento, al abatir la crisis podríamos afectar esas funciones. La mayor contribución de mi grupo de investigación ha sido aplicar la técnica de neuromodulación para corregir trances epilépticas.

Entonces, precisó, lo que hacemos es introducir electrodos en sitios específicos del cerebro que conectamos con cables que pasan debajo de la piel, dirigidos a marcapasos que se ajustan a control remoto por medio de una computadora.

A los pacientes damos pequeños estímulos eléctricos, que para ellos son imperceptibles. Lo que hacemos es enseñarle al cerebro a no tener crisis y, sin lesionarlo, mejoramos su estado cognitivo, señaló.

Estos estudios, recordó, comenzaron hace tiempo y ya se replican en todo el mundo; hoy, la nueva tendencia en neurología es no dañar al cerebro, sino modularlo para enseñarlo a funcionar adecuadamente, enfatizó la también integrante del Sistema Nacional de Investigadores.

Ingreso

La integrante de la North American Neuromodulation Society comentó: “Toda mi carrera he sido académica, mis especialidades son la Neurología y Neurofisiología, lo que ha incluido estar como docente e investigadora. Por ello, estar dentro de la Academia era un paso necesario, un logro importante porque ahí es donde están los mejores médicos de nuestro país”

El hecho que la gente sepa que uno es miembro de la Academia le da un prestigio, pero esa es sólo la parte personal, lo más importante es que con una gran reputación en el país, nos da la oportunidad de tener incidencia en el desarrollo de la medicina en México, apuntó.

Por ello, comentó, la idea es colaborar en distintos niveles: a través de mi participación en congresos, publicar en la revista de la Academia y, más adelante, tratar de incidir en las políticas en materia de salud en nuestro país.

Formación de recursos humanos

Velasco Monroy, fundadora de la Clínica de Epilepsia del Hospital General de México, consideró que México tiene una gran fortaleza en su juventud y “un investigador o académico no sólo se forma después de la carrera; parte de su preparación profesional debe ser la formación de recursos humanos”.

Por ello, “imparto clases en posgrado en Ciencias Médicas, Biomédicas y Psicología. Además, apoyo al Conacyt en los veranos de investigación científica y al Grupo Afines de pregrado de la Facultad de Medicina, también tengo alumnos de servicio social”.

La preparación de pregrado y posgrado de Velasco Monroy ha sido efectuada, primordialmente, en la UNAM y su posdoctorado en la Universidad de California de Los Ángeles. “Creo que con mi trabajo no sólo pongo a mi país en alto, sino a la Universidad Nacional. Si me dedico a la docencia es para retribuir en algo lo que la Universidad me dio: una excelente preparación y un nivel muy reconocido y respetado a nivel nacional e internacional”, concluyó.