El colega José Gil Olmos hace notar en el Facebook que nadie ha visto a Emilio Lozoya Austin… Nadie lo vio llegar, nadie en el hospital, nadie saliendo a su casa escoltado en la madrugada…
Y se pregunta que ¿será que Lozoya no está?... “Sin imágenes no hay confirmación”, remata el periodista… Con ese breve contenido se siembra una gran verdad y es precisamente que el gobierno cuidó desde la supuesta extradición de Lozoya Austin que ningún medio de difusión documentara su llegada a México… Y todo inició desde que bajó del avión en México, procedente de España, pues se armó el supuesto traslado al Reclusorio Norte con otra persona sembrada a la que los reporteros gráficos captaron, pero a la postre se confirmó que estaba suplantado con un elemento de la Guardia Nacional… Al día siguiente se informó que Lozoya no fue llevado a la cárcel, sino a un hospital porque venía enfermo y lo mismo se dijo cuando se anunció que la celebración de la primera audiencia ante el juez, de manera insólita, se realizaría a control remoto… Por último, se dijo que no pisaría la cárcel, porque el juez le concedió permanecer en su domicilio portando un aparato corporal de control y vigilado por policías federales, pero tendrá que acudir cada 15 días al Reclusorio Norte a firmar el libro de asistencia de reos con ese beneficio… Y tal parece que tampoco ningún reportero gráfico ha logrado captar la imagen de este evasivo personaje que tantas expectativas ha despertado en México… Así las cosas, quiérase que no, el asunto ya fue contaminado con chispas de corrupción por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, aunque superó la forma en que los anteriores gobiernos hicieron cosas con delincuentes similares… Que quede para la reflexión…