Promovemos un punto de acuerdo para solicitar a la Secretaría Educación Pública que incluya en el Plan de Estudios de Educación Básica 2020-2021 asignaturas o módulos sobre ética y combate a la corrupción. 

Además, se deben ampliar las materias y especialidades en transparencia y rendición de cuentas en las carreras de educación superior relacionadas con las ciencias sociales, políticas y económicas.   

Si queremos lograr un entorno de bienestar y sentar las bases para una transformación profunda para los próximos 25 años, se tienen que reforzar los valores como la honradez, el respeto a la legalidad y a la verdad, la solidaridad con los semejantes y la preservación de la paz. 

Se trata de enraizar estos principios en la conciencia ciudadana, de tal manera, que sean garantía para impedir el retorno de vicios del pasado como la simulación, opresión, discriminación y el predomino del lucro sobre la dignidad de las personas. 

La corrupción empobrece, mina los resultados económicos, debilita las instituciones democráticas y la impartición de la justicia, perturba el orden social y destruye la confianza pública. Además, permite que fructifiquen la delincuencia organizada y otras amenazas para la seguridad humana. 

Este flagelo puede costarle a nuestro país entre el cinco y 10 por ciento del Producto Interno Bruto, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.