El miércoles antepasado el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo en su mañanera textualmente lo siguiente:

“Si Héctor Aguilar Camín dice que estoy tonto o Enrique Krauze me inventa frases, en un acto de deshonestidad intelectual; o Zaid dice que yo no sé que no sé, no pasa nada…

“Y si la revista inglesa que el New York Times también me ataca no pasa nada, eso puede ser polémico y calienta, pero no pasa a mayores, y eso es parte de la política y de la democracia, de la pluralidad, del que no todos pensemos igual y de las libertades, sobre todo”…

Pero todavía es más sorprendente que también de manera pública el propio mandatario haga mofa pública de lo que sus adversarios le atribuyen para exhibirlo, como ocurrió también en su mañanera al decir textualmente…

“Mis adversarios dicen que ya estoy chocheando y posiblemente tienen razón, porque me equivoqué y le dije presidente a la vicepresidenta de Estados Unidos Kamala Harris”…

¿No sería mejor que el jefe de la nación evitara hacerse eco de los calificativos con que lo están haciendo pasar a la historia?

Que quede para la reflexión…