Si alguien pensaba que el diputado federal Mario Delgado Carrillo se estaba llevando de calle la delantera por el liderazgo nacional de Morena, con el destape del veterano político Porfirio Muñoz Ledo se le nubla el camino…

Si alguien se imagina que Bertha Luján se bajó de la contienda por miedo a Yeidckol Polevnsky, con la candidatura que se orquestó en favor de la aguerrida senadora Citlalli Hernández, también se convierte en piedra en el zapato de Delgado Carrillo… Y si alguien considera que el joven crecido opinador en medios Gibrán Ramírez llega sin aparentes apoyos de cuadros morenistas, es que no visualiza la jugada que orquestan los estrategas partidistas del presidente Andrés Manuel López Obrador… Cuestión de reflexionar que si dos candidatos son de la corriente que encabeza Bertha Luján; si don Porfirio, pese a su edad, todavía influye en un sector de pensantes de la llamada izquierda; y si Mario y Yeidckol cuentan con todo los recursos necesarios para avanzar en sus objetivos dentro de Morena, queda claro que, a pesar de lo que se diga de la neutralidad del presidente, la señal de quien deberá ser el nuevo apóstol de Morena saldrá de Palacio Nacional… ¿O alguien lo duda?...