El Archivo Histórico de la UNAM (AHUNAM) preserva los fondos documentales de una decena de militares, actores políticos y literatos que participaron y/o documentaron la Revolución mexicana, y cuyos materiales son claves para entender la transformación y construir nuevas perspectivas para el país.

Son acervos de personajes como Roque Estrada Reynoso, quien acompañó a Francisco I. Madero en su campaña por la presidencia de México y fue encarcelado con él en San Luis Potosí; de Gildardo Magaña Cerda, que en 1911 se unió a Emiliano Zapata, fue su agente confidencial, trató con Madero y contribuyó a la unificación con las fuerzas villistas.

También está el archivo del político y literato Martín Luis Guzmán, autor de obras como El águila y la serpiente, La sombra del caudillo, rico en materiales sobre el asesinato de Álvaro Obregón, derechos de autor y crítica. Asimismo, el de Vito Alessio Robles quien fue parte de la División del Norte y delegado a la Convención de Aguascalientes.

“En este momento de cambio, de tensiones políticas en el país, tenemos que pensar cómo es que hemos llegado hasta aquí, qué es lo que nos ha permito ser lo que hoy somos. Los archivos son materiales que nos permiten ver, revisar, volver a analizar y entendernos”, explica el historiador y técnico académico del AHUNAM, José Roberto Gallegos Téllez Rojo.

Con motivo del 112 aniversario de la Revolución mexicana señala que son fundamentales para analizar temas como las elecciones mexicanas, las libertades públicas, los derechos en el siglo XX, tópicos de gran actualidad.

“Son una fuente donde siempre podremos encontrar elementos para construir nuevas perspectivas como sociedad. No es rendir culto a los muertos, sino ver cómo vamos a construirnos hoy, para el mañana”, subraya quien imparte la asignatura de Historia de la Revolución mexicana, en el Centro de Estudios para Extranjeros (CEPE).

El Archivo, agrega, cuenta con espectro representativo de las distintas facciones de la Revolución mexicana. “Hay mucha documentación poco conocida y trabajada, y materiales de las generaciones posteriores a la gesta -hasta los años 60’s- sobre lo que pensaron y repensaron de este movimiento armado”.

Luchar por un México mejor

En centenares de cajas -cerca de mil 200- el AHUNAM conserva memorias, recortes periodísticos, transcripciones, cartas, así como cientos de fotografías, rollos de microfilmes y hasta artículos personales de estos actores revolucionarios.

Por ejemplo, en el fondo Martín Luis Guzmán hay un pañuelo que perteneció a Francisco Villa y que Austreberta Rentería le habría dado a Nellie Campobello. En el de Heriberto Jara Corona, que se integró al Partido Liberal Mexicano de los hermanos Flores Magón además de documentos, está su silla de montar.

Bajo el resguardo del AHUNAM está también el archivo de Francisco Luis Urquizo Benavides, autor de obras como Fui soldado de levita de esos de caballería; 3 de Diana; La ciudadela quedó atrás, que incluye material importante de su participación en la Revolución. Fue maderista y carrancista -testigo de la Decena Trágica en 1913- y el encargado de la formación del nuevo ejército mexicano en 1917, explica el universitario.

“Las sociedades cambian, avanzan, se transforman. La historia no es algo estable. Como diría Lorenzo Meyer, es un campo de debate político ideológico. En el caso de la Revolución, la gente tenía intereses diferentes y por eso se fue a pelear por un México mejor. ¿Qué es un México mejor? Hay miles de respuestas posibles”, añade.

Otros fondos que preserva la UNAM son el del maderista y miembro del Ejército constitucionalista, Blas Corral Martínez; así como del militar Marciano González Villarreal; y del jefe del Estado Mayor de Venustiano Carranza, Jacinto Blas Treviño.

Espacio plural y autónomo

Gallegos Téllez Rojo explica que el AHUNAM es relativamente reciente, pues se creó en 1964, pero pronto ganó fama y prestigio, pues al ser parte de la Universidad Nacional, espacio plural y autónomo, más personalidades o herederos les han confiado sus acervos.

Por ejemplo, los familiares de quienes lucharon en la Guerra cristera entregaron a la UNAM sus fondos documentales, porque no querían que llegaran al Archivo General de la Nación, que depende directamente de la Secretaría de Gobernación.

“La seguridad de que quedan bajo el cuidado de la Universidad y la pluralidad de esta, es lo que nos permite recibir un poco de todo: tenemos materiales tan importantes para el desarrollo de la izquierda mexicana como el Archivo de Pablo Sandoval y tres de los cuatro archivos más importantes de cristeros están aquí”, subraya el académico.

El AHUNAM conserva en microfilmaciones varios de estos materiales y a fin de que más personas puedan consultarlos, a partir de 2000 inició la digitalización de varios de ellos. Por ejemplo, en la red puede consultarse el proceso judicial a Francisco I. Madero, de 1910, que incluye una edición facsimilar, el documento original y una transcripción. Además, realizar búsquedas por palabras en el documento.

Entre 2016 y 2017 también elaboraron un sitio sobre fotografías de Emiliano Zapata, al cual le siguieron dos: uno sobre el movimiento estudiantil de 1968 y otro de la autonomía de la Universidad Nacional. Actualmente trabajan en dos micrositios más y en el desarrollo de una app sobre el Barrio Universitario.

El AHUNAM, asegura el académico universitario, es un lugar maravilloso en el que se pueden pasar horas leyendo, descubriendo datos de nuestra historia e imaginando, pues es parte del proceso para definir los problemas de nuestro tiempo y buscarles soluciones.

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