(Del Banco Mundial ara Grilla en el Poder) El cambio climático está modificando nuestras vidas, incidiendo en la cantidad de agua que tenemos para beber y para cultivar la tierra, y empujando a millones de personas a la pobreza, a medida que las tormentas, sequías, olas de calor e inundaciones se vuelven más peligrosas e intensas.

Los desastres climáticos van en aumento

El cambio climático también es indiscriminado y devasta a comunidades ricas y pobres. Pero los más pobres son quienes reciben la peor parte. Entre 1970 y 2021, 9 de cada 10 muertes y el 60 % de las pérdidas económicas causadas por desastres ocurrieron en países en desarrollo. 

Los desastres naturales también se volvieron más frecuentes. En 1950, hubo menos de 50 de estos fenómenos. Desde el año 2000, se han producido entre 300 y 500 desastres relacionados con el clima anualmente.

Las inundaciones de 2022 en Pakistán cubrieron un tercio del país, afectaron a 33 millones de personas, acabaron con la vida de 1700 personas y desplazaron a 8 millones de habitantes.

En Libia, las lluvias torrenciales causadas por el ciclón Daniel en 2023 provocaron el derrumbe de dos presas y ocasionaron la muerte de más de 4000 personas.

Años de sequía en Somalia han puesto al país al borde de la hambruna. Más de 7,8 millones de personas se ven afectadas por este flagelo.

En 2023, la mayor parte del planeta, incluidos los océanos, experimentó un calor superior al promedio o sin precedentes, con lluvias más intensas (i) e inundaciones y daños catastróficos. Los cambios en los regímenes de precipitaciones provocaron incendios forestales masivos que quemaron millones de hectáreas.

Una cuarta parte de la población mundial —1800 millones de personas— está directamente expuesta a un riesgo sustancial de inundación: el 90 % vive en países de ingreso bajo y mediano, y el 40 % es pobre o extremadamente pobre.

Y sin embargo, una quinta parte de la población mundial no cuenta con sistemas de alerta temprana, a pesar de que estos sistemas salvan vidas y reducen en gran medida las pérdidas por desastres relacionados con el clima en los países en desarrollo.

Deben reducirse las emisiones de gases de efecto invernadero para evitar los peores impactos del cambio climático.

Los países también deben actuar con prontitud para ayudar a las personas a prepararse y protegerse ante la posibilidad de que se produzcan desastres. La gestión del riesgo y la construcción de infraestructura resistente al cambio climático pueden ser cambios transformadores.