Por Jorge Bravo
(dpl news) El mundo vive bajo una tensión geopolítica permanente, a la cual se suma la presión del cambio climático. Para muchas regiones la gestión del agua se ha convertido –o se convertirá– en un asunto estratégico clave a nivel mundial, fuente de múltiples conflictos. ¿Qué tanto puede contribuir la tecnología a resolverlo?
El tratado de aguas de 1944 entre Estados Unidos y México, que obliga a este a entregar un caudal específico al sur de Texas, muestra cómo las obligaciones binacionales pueden verse como un compromiso incómodo por la sequía y el déficit hídrico de un país. Este asunto y acuerdo no involucra tecnología, pero sí muestra el afluente constante de conflicto.
Al mismo tiempo, naciones como los Emiratos Árabes Unidos han apostado por una gestión inteligente del recurso hídrico, mediante la implementación de plantas desalinizadoras de última generación y proyectos de almacenamiento subterráneo que garantizan la seguridad hídrica de sus ciudades desérticas.
Israel, por su parte, ha generado un modelo de gestión integral basado en desalinización, reutilización de aguas residuales y técnicas de riego por goteo que le han permitido sortear su escasez desde tiempos bíblicos, convirtiéndose en exportador de tecnología agrícola y soluciones hídricas.
A partir de estos casos, la innovación tecnológica en el ámbito del “aguatech” o “smart water”puede ofrecer respuestas a la crisis mundial del agua, relacionada también con la sostenibilidad en los Centros de Datos, donde el consumo hídrico y energético es cada vez más relevante.
Gestión inteligente del agua en Emiratos Árabes Unidos
Los Emiratos Árabes Unidos (EAU) se enfrentan a uno de los índices per cápita de consumo de agua más altos del mundo, derivado de su clima desértico y el creciente desarrollo urbano e industrial. Para mitigar la escasez, el gobierno de Dubái, a través de la Dubai Electricity and Water Authority (DEWA), ha invertido en plantas desalinizadoras impulsadas por energías renovables, como la planta de Hassyan, la cual producirá 818,000 m³ diarios de agua potable mediante ósmosis inversa alimentada por energía solar y alcanzará plena capacidad en 2027.
Además, la DEWA implementa proyectos de gestión inteligente, como Hydronet, que utiliza algoritmos de Inteligencia Artificial y Deep Learning para monitorear y controlar remotamente la red de distribución. La tecnología le permite detectar fugas de agua con 94.4 por ciento de precisión y ahorra más de 5.3 millones de AED anuales (Government of Dubai).
Al mismo tiempo, el proyecto de almacenamiento en acuíferos de Liwa permite reservar hasta 6 mil millones de galones imperiales de agua desalinizada bajo el desierto, para garantizar un suministro estratégico de 50 MIGD en caso de emergencias. Asimismo, el programa de siembra de nubes busca incrementar las precipitaciones, aunque enfrenta cuestionamientos sobre su eficacia real a gran escala.
Lecciones de Israel: modelo de gestión hídrica integral
El caso más conocido de gestión inteligente y planificada del agua es Israel. Su principio es la centralización y la medición gota a gota del recurso. Este país ha convertido la desalinización en pilar de su seguridad hídrica: cinco plantas de ósmosis inversa, entre ellas Sorek, suministran más del 40 por ciento del agua potable nacional mediante tecnologías de alta eficiencia energética.
La empresa estatal Mekorot garantiza el abasto urbano y la recarga de acuíferos en zonas desérticas. El costo energético de las instalaciones se ha reducido gracias a mejoras en los procesos de recuperación de energía mediante paneles solares.
Además, 90 por ciento de las aguas residuales tratadas en Israel se reutilizan para la agricultura, porcentaje que supera con creces el promedio de los países de la OCDE (menos de 5%). Plantas como Shafdan, que procesa 400 mil m³ diarios mediante tratamiento terciario de infiltración en dunas de arena, aportan alrededor del 60 por ciento del agua de riego para el desierto del Negev.
El tratamiento secundario se utiliza para plantaciones con árboles o palmeras datileras; en tanto que el terciario se utiliza para hortalizas como pepinos. Israel está en exploraciones para el tratamiento cuaternario de aguas residuales, el cual podría servir para consumo humano, siempre y cuando se logre superar la barrera psicológica que implica beber agua que antes se mezcló en los inodoros.
La invención y exportación de Netafim, empresa pionera del riego por goteo, ha reducido la evaporación 70 por ciento al suministrar el agua directamente a la zona de raíces de las plantas. Esta tecnología permite optimizar la productividad agrícola en regiones áridas y se ha convertido en referente mundial, con adopción en numerosos países para cultivos de alto valor, muchas veces de exportación. Este modelo de negocio permite recuperar los costos de inversión.
Además, se han desarrollado sensores de suelo que integran datos de humedad, pH y nutrientes, conectados a plataformas en la Nube para implementar riego variable en función de las condiciones locales. A través de una computadora y software desarrollados por Netafim, el riego se encuentra automatizado.
Innovación tecnológica en el sector hídrico
Startups globales de “aguatech” impulsan la adopción de soluciones digitales. DrizzleX, con sede en Israel, ofrece medidores inteligentes para edificios residenciales. Utiliza sensores que recopilan datos de consumo y detectan fugas mediante IA, lo cual permite a usuarios y administradores gestionar los recursos hídricos desde aplicaciones móviles.
SCUBIC es otra empresa originaria de Portugal que desarrolla plataformas SaaS que integra sensores IoT, SCADA y sistemas SIG para centralizar datos operativos en la Nube y echar a andar algoritmos de IA para pronosticar la demanda y optimizar redes de abastecimiento.
En México, el Tec de Monterrey creó “Internet of Water”, un sistema IoT capaz de monitorear la calidad del agua en ríos y lagos mediante sensores intercambiables que miden contaminantes del agua y alertan sobre descargas ilegales de efluentes.
Las tecnologías de automatización, combinadas con sensores avanzados, permiten detectar fugas en tiempo real, controlar válvulas y bombas de forma remota y gestionar redes de riego y distribución con mínima intervención humana. Por ejemplo, la captura de datos meteorológicos en tiempo real se integra en modelos digitales para ajustar caudales de riego o programación de tratamientos de agua en función de precipitaciones locales o sistemas de riego.
La combinación de tecnologías Blockchain y Gemelos Digitales brinda trazabilidad completa al ciclo del agua, desde la captación hasta el consumo final. Lo anterior garantiza que la información no sea alterada y facilita auditorías de cumplimiento regulatorio en países donde cada gota cuenta.
Un caso de estudio rural mostró cómo una arquitectura tecnológica descentralizada logró una supervisión remota de redes de agua potable, con contratos inteligentes desplegados en una cadena privada Blockchain que validan la integridad de cada registro. El modelo es particularmente útil en países en desarrollo donde la infraestructura de telecomunicaciones puede ser limitada.
Agua y sostenibilidad en Centros de Datos
Con el auge de la Inteligencia Artificial y los grandes modelos de lenguaje, una generación de Centros de Datos los ha vuelto grandes consumidores de agua para sistemas de enfriamiento evaporativo. Se estima que el entrenamiento de un modelo puede demandar hasta 185 mil galones de agua.
Los Centros de Datos podrían utilizar 6.6 miles de m³ anuales de agua para 2027. Aproximadamente el 20 por ciento de los centros se ubican en zonas con estrés hídrico, lo cual pone en riesgo comunidades locales, ecosistemas y es fuente de conflicto local.
Sin embargo, un estudio de la Unión Europea reveló que los Centros de Datos con capacidad superior a 10 MW son hasta tres veces más eficientes en el uso de agua y energía que los más pequeños, gracias a economías de escala y la implementación de tecnologías de enfriamiento avanzadas.
Esto sugiere que la consolidación en instalaciones de mayor escala puede reducir la huella hídrica del sector, aunque requiere una planificación cuidadosa respecto a la disponibilidad local de agua, la energía y el propio procesamiento de datos.
Empresas como Equinix han reducido el uso de refrigeración evaporativa 40 por ciento en sus Centros de Datos. La compañía ha optado por enfriamiento geotérmico (ATES) y enfriamiento con agua de lago profundo, donde el agua fría del Lago Ontario se emplea para absorber calor sin evaporación, así reduce 50 por ciento el consumo energético sin afectar el recurso hídrico.
Además, el uso de sistemas de bucle cerrado que recirculan el agua minimiza el desperdicio. Prácticas de cosecha de agua de lluvia, como techos azules (“blue roofs”), ayudan a reducir la demanda de agua potable.
Los Centros de Datos están en proceso de adoptar soluciones circulares, reutilizan aguas residuales tratadas y emplean sistemas de análisis de datos para optimizar el uso hídrico en tiempo real. Los toolkits como Smart Water Navigator de Microsoft, desarrollado junto con Ecolab, monitorean calidad y cantidad de agua, priorizan fuentes alternas (agua reciclada) y logran ahorrar más de 50 millones de galones anuales en instalaciones de San Antonio y Quincy, Estados Unidos.
La adopción de refrigeración líquida, como el sistema Neptune de Lenovo, reduce hasta 90 por ciento el consumo de agua y mejora la eficiencia térmica 3.5 veces, como una alternativa a la refrigeración tradicional.
Por ejemplo, en la producción de semiconductores Intel logró que sus operaciones en México regresen más agua dulce al ambiente de la consumida, mediante un proyecto en colaboración con Kilimo y Nuup, organizaciones que brindaron asesoría tecnológica y agronómica. Intel ahorró 274 mil 834 metros cúbicos de agua, equivalentes a 73 millones de galones de agua, entre noviembre de 2022 y septiembre de 2023, gracias a lo cual las operaciones de la compañía en el país regresan más agua dulce al ambiente.
La crisis global del agua sugiere que la tecnología puede ser una gran aliada. Ante conflictos potenciales, surge una visión geopolítica que puede utilizar el agua como un recurso estratégico en la relación entre los países, como es el caso de Estados Unidos y México o las transferencias de agua de Israel a Jordania, como parte de una hidrodiplomacia que mantiene la relación entre ambos países en paz.
La innovación tecnológica, en particular a través de soluciones de Smart Water (sensores, IoT, plataformas digitales, automatización, Blockchain, medidores inteligentes y más), son herramientas ya existentes para optimizar el uso, reducir pérdidas y asegurar la transparencia en la distribución y el tratamiento del recurso.
En paralelo, el vínculo entre el agua y la infraestructura digital, especialmente los Centros de Datos que sustentan la expansión de la Inteligencia Artificial, resalta la necesidad de soluciones sostenibles que minimicen el consumo de agua, energía y situaciones de conflicto.
Desde luego, ninguna de estas soluciones y tecnologías sería posible sin una visión a largo plazo de los gobiernos, políticas públicas y una gestión inteligente de un recurso cada vez más escaso y peleado.