Los estudios de género y de igualdad contribuyen a la excelencia científica e innovadora de las instituciones de educación superior; cuanta más diversidad en los equipos de trabajo, mayor innovación y creatividad en las universidades, afirmó Ana Buquet Corleto, directora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM.

Al participar en el ciclo de conferencias virtuales “Estudios de género en las artes, ciencias y las humanidades en las Américas”, señaló que también permiten aprovechar al máximo el capital humano y el talento de las personas.

En el marco del lanzamiento de la Red Latinoamericana Interdisciplinaria de Género, en la que participa la UNAM mediante el CIEG, dijo que impulsar la igualdad de género en las instituciones de educación superior mejora los ambientes institucionales, es un mecanismo para prevenir la violencia, contribuye a un cambio cultural dentro de las comunidades e incide de manera positiva a la transformación de la sociedad en su conjunto, pues las universidades son espacios de construcción de ciudadanía.

En su conferencia magistral “Lo académico y lo político: dos vertientes de los estudios de género en las instituciones de educación superior”, Ana Buquet destacó que una de las contribuciones del feminismo es el concepto de género para poder analizar y comprender las desigualdades entre hombres y mujeres.

Además, es fuente fundamental para el diseño e implementación de políticas públicas “justo para poder generar estos cambios en las sociedades y las instituciones”, comentó en el encuentro organizado por el CIEG, el Centro de Estudios Mexicanos UNAM-Boston y el Consejo de Estudios Latinoamericanos e Ibéricos de la Universidad de Yale.

En otro tema, dijo que las universidades deben contar con entidades académicas especializadas en estudios de género, porque tener profesionales en esa área permite pensar y plantear cuáles son las líneas de investigación prioritarias para atender y analizar los problemas sociales que requieren atención a partir de la política pública y las distintas dimensiones.

Agregó que la creación de centros e institutos dedicados a la investigación en materia de género y feminismo, enfrentan grandes resistencias y obstáculos en las universidades para incorporar esta área del conocimiento como un campo legítimo e importante para las transformaciones sociales que requiere el mundo.

Para Buquet Corleto debe haber investigadoras e investigadores en dichas áreas en prácticamente todos los centros e institutos de las diferentes áreas del conocimiento para que, desde las diversas disciplinas, se investigue con perspectiva de género.

De esas comunidades académicas –prosiguió– deben formar nuevas generaciones de especialistas a través de los posgrados, pero también en escuelas y facultades.

En este contexto, estimó que su talento y capacidad no se aprovechan en ciertos espacios por el techo de cristal, la discriminación; o bien, porque tienen encima las labores domésticas o de cuidados.

Puntualizó que es fundamental que las instituciones de educación superior establezcan lineamientos para incorporar la perspectiva de género en las carreras universitarias y que los docentes sean sensibilizados y capacitados para eliminar prácticas y comportamientos discriminatorios o de acoso y hostigamiento.

En cuanto al carácter político de los estudios, Ana Buquet propuso institucionalizar y transversalizar la perspectiva de género en tres ejes: normatividad, estructuras y políticas públicas al interior de las universidades.

Las instituciones educativas tendrían que armonizar sus legislaciones en función de los más altos estándares nacionales e internacionales de los derechos humanos y de la igualdad de género, ya que en muchos casos tiene décadas y tampoco consideran estos temas, acotó.

Además, sugirió crear una normativa específica para promover la igualdad de género dentro de las comunidades, y otras para atender, investigar, sancionar y erradicar la violencia de género.

El impulso a la igualdad de género requiere de estructuras especiales. En el caso de la UNAM “tenemos un modelo bastante bueno, una Comisión Especial de Equidad de Género del Consejo Universitario, así como la Coordinación para la Igualdad de Género, una instancia más de carácter operativo que puede implementar las políticas de igualdad de género”.

Sin embargo, como cualquier política pública, la igualdad de género requiere su implementación; por el tamaño de la UNAM, con cerca de 400 mil personas y con numerosas entidades académicas, se requieren instancias locales que puedan ser operativas y deliberativas.

Es decir, que cada una de las dependencias universitarias tengan la posibilidad de operar la política institucional de género dentro de su comunidad.

Las universidades requieren estructuras específicas para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia de género, las cuales deben ser autónomas, “no pueden depender de la administración central ni de las rectorías, porque podría haber conflictos de intereses”.

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