Nada nuevo en el informe

*Fue una reseña al estilo de las mañaneras

*Destacaron las ausencias de bravuconadas

*Y se arrojó a los brazos de los empresarios

Este gobierno no será recordado por corrupto, aseguró el presidente Andrés Manuel López Obrador, al organizar desdibujada reunión con apenas 70 invitados en el patio de Palacio Nacional, salvo dos que, a pesar de haber sido invitados, no asistieron por arrogantes, según acusó el propio mandatario.

Fue el segundo informe del presidente, acto al que se abstuvieron de acudir el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Saldívar Lelo de Larrea y el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero.

Respecto a estas ausencias, López Obrador dijo: “Miren cómo han cambiado las cosas. Invité al fiscal general de la República y al presidente de la Suprema Corte de Justicia y no pudieron asistir. En otros tiempos eso no pasaba, porque ellos tienen la arrogancia de sentirse libres. Este es el cambio, esta es la transformación”.   

El mandatario no tuvo novedades, pues todo está dicho y repetido en sus mañaneras y aquí algo de lo que leyó en apenas 45 minutos: “Nuestro principal legado será purificar la vida pública de México y estamos avanzando. No hemos emprendido persecuciones facciosas ni venganzas políticas, pero tampoco encubrimos a nadie ni permitimos la impunidad. Ya se acabó la robadera de los de arriba, pero todavía falta desterrar por completo el bandidaje oficial.

“Estamos enfrentando la crisis económica provocada por la pandemia con una fórmula distinta, peculiar, heterodoxa, diría única en el mundo”.

Y sin que esto todavía no ocurra, pronosticó que los migrantes mexicanos radicados en el extranjero habrán mandado a sus familias cerca de 40 mil millones de dólares a finales de este año, lo que consideró que será un récord en beneficio de 10 millones de familias.

López Obrador por primera vez aceptó que los dos últimos aumentos al salario mínimo no fue por su gestión como presidente de la República, sino por la voluntad e iniciativa de los empresarios, al señalar textualmente lo siguiente: “Los empresarios mexicanos cumplen con sus contribuciones, aceptaron aumentar el año pasado 16 por ciento al salario mínimo; este año, 20 por ciento al salario mínimo y decidieron voluntariamente aportar más para pensionar mejor a los trabajadores”.

A todas luces fue un informe al más puro estilo de los anteriores mandatarios, porque reseñó todo lo realizado en el año, con la diferencia de que López Obrador lo dice todos los días en las maneras, mientras que sus antecesores salían una vez al año para ofrecer la misma reseña de programas, inversiones y todo lo que hace la administración pública federal.

Al actual presidente de la República también le faltó el mensaje político que lanzaban sus antecesores para fijar posiciones y advertencias sobre algunos temas de interés nacional. A diferencia de ellos, López Obrador sale todas las mañanas a pelear con algunos periódicos y repetir hasta el cansancio conservadores, como el año pasado lo hizo con la palabra fifís.

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