*Ley Orgánica de la Administración Pública Federal
Ejercí de cara a los ciudadanos de este país, el más alto valor al que puede aspirar un representante popular, que es la capacidad de disentir aún dentro de su propio grupo parlamentario.
Honré una vieja práctica parlamentaria del PAN, me refiero al voto de conciencia, que consiste en que cuando en asuntos trascendentales de la vida nacional, en nuestro Grupo Parlamentario después de discutirse y votarse un asunto, quien no esté de acuerdo con lo decidido por la mayoría, tenga la posibilidad de públicamente expresar sus motivos para votar en forma diferente a los acordado por el Grupo Parlamentario.
Es así, que de manera sucinta expresé lo que a mi juicio no se puede otorgar por una cortesía parlamentaria al nuevo Gobierno.
Rechazo por insostenible el argumento de que el Ejecutivo tiene el derecho de libremente decidir la estructura para ejercer sus funciones.
Sostengo que la Constitución prevé de manera muy clara que es responsabilidad del Poder Legislativo la aprobación de dicha estructura de Gobierno.
Por otro lado y en el fondo del asunto, debo decir con claridad que no puedo estar de acuerdo en la pretendida reforma por las siguientes razones:
Primero, no puede ser posible que ahora lo viejo, pretenda ser lo nuevo. Considero que regresarle a la Secretaría de Gobernación la posibilidad de ejercer el control político a través de la ley del garrote, es profundamente regresivo.
El pretender regresarle el control de la Policía Federal a esa dependencia, lo menos, lo menos que sugiere es una vuelta al pasado totalitario e intolerante que se ejerció desde esa dependencia en décadas pasadas.
Segundo, se dice que el nuevo Gobierno está comprometido con el combate a la corrupción, el contenido de esta iniciativa sugiere exactamente lo contrario, no se puede interpretar otra cosa cuando lo que se pretende es que ahora, las dependencias se auto auditen.
Es decir, las unidades de auditoría preventiva, dependerán de su titular, de hecho, el auditor es contratado por el Secretario o el Director General de dicha dependencia.
En otras palabras, el pretendido combate a la corrupción a mi juicio, a mi juicio, es sólo una mentira piadosa para quienes todavía confían en que el nuevo Gobierno no es un cambio, pero en reversa.
Tercero, los cambios propuestos a la Secretaría de Desarrollo Social, deja ver claramente una intentona de echar a andar una maquinaria pro-priísta con fines electorales, la concentración pretendida de facultades para la atención de sectores sensibles de la sociedad, como los jóvenes, las mujeres, los mayores de 70 años, con el objetivo legítimo, sin duda, del combate a la pobreza, no vaya acompañado de las ya conocidas prácticas clientelares que los ha caracterizado en el pasado.
No deja de llamar la atención también, la concentración de facultades en la ya omnipotente Secretaría de Hacienda o la pretendida injerencia en el ámbito local en materia de planeación urbana por parte también de la pretendida Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano, solamente por mencionar algunas razones.
En el PAN, en el PAN, sí se vale disentir, la disciplina ciega, esa, esa es práctica de otros.