*Prevenir e investigar el mal de Parkinson
Las instituciones del Sistema Nacional de Salud deben implementar un programa dirigido a prevenir e investigar el mal de Parkinson, acompañado de protocolos para rehabilitar a quienes lo padecen.
Este padecimiento no es raro y ocupa el tercer lugar en frecuencia dentro de las enfermedades neurológicas. Su aparición se percibe por un espasmo breve, constante e incontrolable en las manos y brazos, manifestándose como una desregulación en el control del movimiento.
La enfermedad de Parkinson degenera el sistema nervioso central y se caracteriza por una pérdida neuronal que ocasiona disminución en la disponibilidad cerebral del neurotransmisor llamado dopamina, entre otros.
El padecimiento en México afecta actualmente a entre 4.1 y 4.6 millones de personas mayores de 50 años y se calcula que en tres lustros esta cifra se duplique.
A nivel mundial, se presentan entre 150 y 200 casos por cien mil habitantes por año debido al aumento en la tasa de sobrevida, repercutiendo en un incremento de las enfermedades degenerativas vinculadas al envejecimiento.
El enfermo sufre disminución en la funcionalidad de sus actividades básicas cotidianas, como vestirse, bañarse, abotonarse, rasurarse, peinarse, darse vuelta en la cama, utilizar los cubiertos, cocinar, manejar, entre otras, en virtud de que las realiza con mayor dificultad.
Por el curso crónico y progresivo de la enfermedad, el paciente requiere más tiempo para efectuar esas labores y puede llegar a resultarle imposible, lo cual provoca que se aísle y convierta en dependiente, además de que su estado de ánimo se afecte con depresiones.
En la actualidad, el Instituto Politécnico Nacional (IPN) ha desarrollado un sistema informático que mediante memorias asociativas y el análisis de la voz, permite diagnosticar la enfermedad de Parkinson desde su etapa inicial, manifestándose alteraciones en el habla ocasionadas por la rigidez en la laringe y las cuerdas vocales.
La adaptación a los modelos de las memorias alfa- beta y morfológicas ha permitido realizar diagnósticos más certeros alcanzando hasta un cien por ciento de efectividad, porque son muy estrictos respecto a la recuperación de información.
Como en otros padecimientos crónicos, el tratamiento de la enfermedad de Parkinson debe ser continuo y esencialmente consiste en la administración de medicamentos específicos y en la rehabilitación física.
El beneficio para la mayor parte de los pacientes consiste en la mejoría de los síntomas y la capacidad de mantener una actividad física adecuada.
Dicha enfermedad suele comenzar entre los 50 y 65 años de edad, aunque existe un número reducido de casos antes de los 40 años y se le llama Parkinson juvenil. Puede presentarse tanto en hombres como en mujeres y en todas las razas.
No es hereditaria ni contagiosa, y si bien dificulta el movimiento, no causa parálisis. Aunque es un padecimiento crónico, puede ser tratado y controlado eficazmente.
Prácticamente todos los síntomas aparecen de manera lenta y sin seguir un orden en particular. De hecho, pueden transcurrir muchos años antes de que los primeros síntomas, como el temblor o la dificultad del movimiento, lleguen a ser algo más que una molestia.
Tras el diagnóstico, la ansiedad, el aprovisionamiento de fuerzas, los medicamentos y las visitas al especialista, tanto el enfermo como sus familiares inician una nueva rutina en un intento por reapropiarse de la vida cotidiana y enfrentar con dignidad una batalla desigual frente a un enemigo invisible e invencible, como esta enfermedad crónica degenerativa.
Los científicos han tratado de encontrar la causa de este padecimiento, pero hasta ahora sólo hay referencias de factores que pueden tener relación con aspectos infecciosos, genéticos, envejecimiento prematuro y factores tóxicos.
El Parkinson es progresivo con una edad media de inicio de 55 años, y se ha calculado su duración de 10 a 13 años.
La etiología aún no ha sido identificada; en más del 90 por ciento de los casos se considera que proviene de una condición esporádica. Sin embargo, se han localizado algunos genes relacionados con la enfermedad.
Después del criterio de edad, la historia familiar de Parkinson se concibe como el riesgo mayor para desarrollar la enfermedad. Se ha descrito que más del 15 por ciento de los pacientes que la registran tienen una historia familiar positiva.