*Tenemos que dar seguimiento a lo que aprobamos
La responsabilidad que los diputados tenemos al momento de presentar iniciativas de ley, creando modificaciones o desapareciendo los derechos de quienes presentamos generando obligaciones al pueblo de México, en ocasiones muy lesivas, no debe quedarse simplemente en el protagonismo de venir ante esta tribuna el día de sesión, por el contrario, cada uno de nosotros tenemos la ineludible obligación de darle seguimiento a las diversas formas y modificaciones que a nuestro marco jurídico realizamos, homologando con todas y cada una de aquellas leyes que se ven impactadas ante las reformas.
Consideramos como una prioridad primordial la salvaguarda de los bienes de nuestros sectores más vulnerables, como lo es el sector rural indígena, pues es el principio.
La reforma agraria mexicana tuvo su origen en una revolución popular de gran envergadura, no obstante la postura de mi grupo parlamentario. Es preciso recordar que a lo largo de un extenso periodo en que entraron los campesinos a más de 100 millones de hectáreas de tierras, equivalentes a la mitad del territorio mexicano y cerca de las dos terceras partes de la propiedad rústica total del país con los que se establecieron cerca de 30 mil ejidos y comunidades, que comprendieron más de tres millones de jefes de familia.
Sin embargo, la reforma no logró el bienestar perseguido y los campesinos que hoy llegan a vivir en estas tierras están en extrema pobreza sin duda alguna.
El agro mexicano es el más desprotegido y con estas reformas que en los últimos dos años en este Congreso se han aprobado y generalmente aquí sin que prestemos atención aprobamos, la tierra está abandonada.
A partir del tratado de libre comercio la tierra mexicana está peor, están en una desventaja los campesinos, no hay oportunidades de crecimiento, no hay financiamiento para pequeños productores y creo conveniente que empecemos a corregir desde las leyes para que algún día nuestro campo mexicano pueda seguir subsistiendo.
En México hay una barbarie en contra de los campesinos. Estoy convencida de que en los próximos años, en todo el territorio nacional nuestros campesinos se van a empezar a rebelar contra este sistema, porque con todas las reformas que se han hecho, el despojo de sus tierras es inminente.
Tenemos que hacer algo. Sé que no todos los compañeros y compañeras que hoy están aquí están de acuerdo con lo que están aprobando. Sin embargo, detengámonos a pensar en aquellas familias que hoy viven en extrema pobreza.