*El Gobierno es demasiado optimista
Durante los dos primeros años de esta administración federal, la economía casi no crece, no se generan los empleos que demanda la población y la calidad de los existentes se deteriora, pues la única diferencia con las anteriores es que ya se acabaron los pretextos, pues ya se lograron las reformas que querían.
La apuesta que está haciendo el Gobierno es demasiado optimista, ya que en el caso de que se lleguen a concretar las inversiones extranjeras previstas por las reformas en telecomunicaciones y energética, no serán tan significativas para que alcancen los más de 27 mil millones de dólares que se requieren para financiar el déficit de la cuenta corriente de 2015 y, si se logran, el contenido de las mismas incrementaría las importaciones de los bienes de capital y aumentaría el déficit de la cuenta corriente.
Mientras no se implemente una política industrial efectiva para sustituir importaciones e incrementar el contenido nacional de las exportaciones, ni las mejores reformas estructurales tendrán efectos positivos en la calidad de vida de la población.
La implementación de la política industrial que requiere el país es mucho más difícil y compleja que cambiar la legislación. Esta política debe incluir programas efectivos y suficientes de investigación y desarrollo tecnológico, preparación de capital humano, integración de cadenas productiva; un sistema fiscal promotor del desarrollo, un gasto público eficiente; instituciones públicas de fomento y regulación eficientes, y combate frontal a la corrupción y a la inseguridad.