*Aunque poco, pero avanza la mujer indígena
El pasado 2 de octubre del año 2014, esta soberanía aprobó el dictamen que reforma la fracción Tercera del Apartado A del artículo Segundo de nuestra constitución política.
Con ello reafirmamos nuestro compromiso con la igualdad de hombre y mujeres indígenas para votar y ser votados, sin importar las prácticas comunitarias que limitaban los derechos políticos de las mujeres indígenas.
Hoy a siete meses de que aprobamos ese cambio sustancial para garantizar los derechos políticos de las mujeres indígenas, nos congratulamos de que los congresos estatales hayan aprobado esta reforma constitucional.
Sin duda, la ratificación del constituyente permanente nos obliga a que esta reforma trascienda su carácter normativo y se inserte en la dinámica política de las comunidades indígenas.
Como lo señalamos en su momento, en el Grupo Parlamentario asumimos el compromiso de que esta reforma cambie la realidad de las mujeres indígenas.
Estamos convencidos que estos cambios solo se lograrán si erradicamos las prácticas culturales y sociales que discriminan a las mujeres.
Y para ello, es necesario profundizar en la educación de nuestras niñas, niños y adolescentes, pues solo a través de la socialización de la igualdad sustantiva es como cambiaremos las actitudes y percepciones hacia las mujeres en las comunidades indígenas.
Seguiremos trabajando desde el ámbito partidista, la labor legislativa e impulsando políticas públicas que contribuyan a vencer las barreras culturales, en las que se basa la discriminación por cuestión de género.
Somos respetuosos de las usos y costumbres de las comunidades indígenas, no solo por que así lo establece nuestra ley fundamental sino porque reconocemos la composición pluricultural de la nación.
Sin embargo, este reconocimiento no puede ni debe sobreponerse bajo ninguna circunstancia a los derechos universales de la igualdad y la libertad de las personas.
Más aún cuando la discriminación que surge por el género limita el desarrollo integral de las mujeres al vulnerar sus derechos políticos.
Con la declaratoria de constitucionalidad de esta reforma damos un paso en el sentido correcto. Estamos conscientes de que este es un pequeño avance para mejorar las condiciones de las mujeres indígenas, pero un paso decisivo para logar la igualdad sustantiva.