*Que los debates sean cadena nacional por ley
He propuesto reformar el numeral tres del Artículo 70 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, así como el Artículo 62 de la Ley Federal de Radio y Televisión para garantizar la transmisión en cadena nacional de los debates presidenciales que organice el Instituto Federal Electoral (IFE).
Y todo esto, porque a un mes de atender el llamado de las urnas hemos sido testigo del obsceno dispendio del candidato de la coalición “Compromiso por México” del Partido Revolucionario Institucional y el Partido Verde, tanto en propaganda electoral y el desacato de esos institutos políticos a las disposiciones del COFIPE en el tope de gastos de campaña.
Ha habido una promoción excesiva de imágenes de los candidatos del Verde y del PRI, y muy pocas ideas y propuestas.
El espacio natural para que los candidatos confronten sus propuestas es a través de un debate interactivo en televisión abierta para que cualquier persona pueda formar su propio criterio sin información editorializada.
Sin embargo, la transmisión de los debates depende de la voluntad y última decisión del duopolio televisivo, porque la transmisión no está regulada en el COFIPE.
Hace unas semanas presenciamos –aunque de manera acotada- un debate celebre, y no precisamente por el intercambio de ideas entre los candidatos, sino por los errores desafortunados en la producción del mismo; en lo rígido del formato y en el esquema de No Diálogo que prevaleció entre los candidatos y la candidata a la Presidencia de la República.
Lo más triste es que mucha gente comentó sobre los aspectos chuscos del debate, pero otra vez, poca gente comentó sobre las ideas y las propuestas que los candidatos presidenciales intentaron dejar plasmados ante los televidentes.
En ese momento, Televisa accedió a transmitir el debate, aunque lo hizo en uno de sus canales de menor audiencia; pero Televisión Azteca, no sólo no lo transmitió, sino que incluso su Presidente, Ricardo Salinas Pliego se burló públicamente de la transmisión del debate en Televisa e incluso tuvo el cinismo de hacer un reto generalizado, diciendo que la transmisión del partido del fútbol programado para la misma hora del debate tendría mucho mayor audiencia.
Este tipo de conductas son inauditas, sobre todo viniendo de uno de los dos beneficiarios de una concesión del Estado, lo cual por cierto, puede ser refrendada o cancelada.
Los beneficiarios de las concesiones no son dueños del espacio radioeléctrico, no olvidemos que este pertenece a la Nación.
La realización de los debates no debe depender de la buena voluntad de los concesionarios de las televisoras; la realización y transmisión de un debate presidencial en México debe estar normado por la ley, y sobre todo su transmisión en cadena nacional debe estar garantizada porque no se trata de un tema menor, no es un juego de concursos, se trata de un elemento clave para el ejercicio de la democracia, se trata de un acontecimiento que le permitirá a los ciudadanos contar con elementos suficientes para tomar sus decisiones rumbo a la jornada electoral.
Un debate presidencial o mejor dicho una serie de debates presidenciales, que se dan cada 6 años, constituye unas aportaciones esenciales a la formación de la ciudadanía, a generar un voto informado, a formar opinión para adquirir calidad en las propuestas y viabilidad en las ofertas políticas de los candidatos.
Incluso, debemos pensar que la evolución de la democracia puede ir, debe ir hacia un menor dispendio en el gasto de la propaganda electoral y hacia una mayor participación de los candidatos en los debates en donde se privilegia el intercambio de ideas, la elaboración de los diagnósticos, las propuestas, y finalmente el debate entre los candidatos, y por qué no pensarlo e imaginarlo como se hace en otros países, pensemos Estados Unidos o Francia entre los propios candidatos y la sociedad en diálogos cada vez más interactivos.