Entrampado perverso frena el desarrollo de la mujer en el mercado laboral de México

El mercado de trabajo en México sigue siendo un entramado perverso que no permite a las mujeres su desarrollo profesional, y aún en nuestro siglo hay quienes tienen que “masculinizar” sus actitudes para lograr subir en la pirámide laboral y no quedarse relegada a puestos inferiores que son los que ocupa el sector femenino, relegado en el sector servicios, acusó la diputada federal Julisa Mejía Mercado. Aquí sus palabras textuales:

COLUMNA DE LA CÁMARA: Julisa Mejía Guardado

*Techo de cristal impide igualdad de género

Para avanzar en la igualdad de género en México hay que ir rompiendo con los prejuicios que forman ese “techo de cristal” que impide a las mujeres desarrollarse y con el “piso pegajoso” que les impide dejar el trabajo maternal, conyugal y doméstico para dedicarse a su profesión y proyectar su carrera.

El mercado de trabajo en México sigue siendo un entramado perverso que no permite a las mujeres su desarrollo profesional, y aún en nuestro siglo hay quienes tienen que “masculinizar” sus actitudes para lograr subir en la pirámide laboral y no quedarse relegada a puestos inferiores que son los que ocupa el sector femenino, relegado en el sector servicios.

Hay quienes creen que las mujeres no pueden ocupar cargos de responsabilidad, asumir posiciones de poder para tomar decisiones por la colectividad, organizar el trabajo de la comunidad o planear estrategias con la sociedad para mejorar la calidad de vida de nuestros pueblos, pese a que existen ejemplos diversos de la capacidad de la mujer para salvar situaciones incluso críticas que se han presentado a lo largo de la historia.

En nuestros días cuando sucede algún siniestro en alguna colonia, comunidad o pueblo, son las mujeres las que se organizan y llaman a todos para enfrentar los sucesos que se estén presentando, así como siguen siendo las primeras en demandar el cumplimiento de sus responsabilidades a las autoridades sobre diversos asuntos públicos y los mismos gobernantes temen más a los reclamos de las mujeres.

Pero el piso pegajoso evita que se despeguen del trabajo maternal, conyugal y doméstico, porque por generaciones este tipo de labores se ha dejado a la creencia colectiva que es propia de la mujer al hacerse una división de género de las actividades sociales, en un mundo donde cada día el número de mujeres jefas de familias crece continuamente y reclama un cambio que no debe seguirse retardando.

Por ello es necesario promover la igualdad de género desde la familia para que sus integrantes crezcan con la idea de que el trabajo desde este núcleo de la sociedad, es responsabilidad de todos, sin distingo de género, ya que viven en una comunidad donde el valor de lo que hacen es igual al de todos los demás.