*Austeridad para el pueblo y despilfarro del gobierno
El descalabro financiero que está provocando la caída de los precios del petróleo, debe obligar al gobierno de la república y de los estados a ajustarse a un real plan de austeridad y de recorte de salarios de los altos funcionarios federales y locales, evitándose afectaciones a rubros sensibles para la población como salud y educación.
Como lo han calculado los expertos en temas financieros, la caída de recursos provenientes de los hidrocarburos en más de 20 mil millones de dólares, golpea severamente las expectativas y proyectos del gobierno federal para este año 2015, a pesar de las coberturas que se contrataron para proteger el precio del petróleo, por lo que lamentamos que sean otra vez los ciudadanos y sus familias tengan que cargar, a través de la recaudación fiscal con el faltante de recursos que no llegarán en el presente año, ya que el SAT instrumentará una política agresiva para obtener los mayores impuestos a través de los contribuyentes.
Sin embargo, lo ideal sería recortar el presupuesto de todos aquellos programas que el gobierno está usando con fines electorales y que el gobierno no quiere dejar de dar, como el reparto de televisores digitales y toda clase de programa social que le rinde claros dividendos políticos y que a toda costa no eliminará.
Por nuestra parte, tenemos la postura de que los recursos públicos deben utilizarse con una clara orientación social y sin fines partidistas; de eliminación del dispendio de los recursos que son del pueblo, de imposición topes salariales y de eliminación de privilegios para la burocracia, en especial la clase dirigente.
Por ello estamos en contra de las obras suntuosas y superfluas, como lo son el avión presidencial “Dreamliner” de más de 7 mil 500 millones de pesos, las obras faraónicas del tren de alta velocidad, la ampliación Hangar para el avión del titular del Ejecutivo Federal y el mismo nuevo aeropuerto, cuyas obras son elefantes blancos que no benefician en la población.
Por lo anterior, el impacto financiero debe repercutir en todo aquello que es superfuo e inútil; debe beneficiarse a quienes más lo necesitan, y no en promover con recursos públicos la gestión de gobierno y la autopromoción gubernamental, que no son más que una grosería para población.
Debe apoyarse, en suma, a quienes sufren la pobreza y la tragedia, como las familias afectadas y las víctimas que arroja la explosión en el Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa, de quienes estaremos pendientes del apoyo que se les brinde antes estos terribles sucesos. A ellos, expresamos nuestro apoyo y solidaridad.