*Sospechosos derrames de petróleo por todos lados

Es necesaria la comparecencia de Juan José Suárez Coppel, director general de Petróleos Mexicanos (PEMEX), a fin de que informe sobre los recurrentes derrames y accidentes en las instalaciones de la paraestatal, ante la presunción de que muchos de ellos hayan sido provocados deliberadamente, podría encubrir nueva forma de corrupción.

Recordemos que en los últimos días del año pasado, ocurrió un derrame mil 500 barriles de crudo al río Coatzacoalcos, el cual afectó 12 kilómetros de su cauce, dañando a miles de especie animales, sin descontar las repercusiones a las actividades agropecuarias del estado de Veracruz.

Se trató de una toma clandestina en el oleoducto de 30 pulgadas Nuevo Teapa-Poza Rica, que registró una fuga de petróleo crudo en el municipio de Coatzacoalcos, en la zona conocida como El Polvorín.

Por ello urge que PEMEX informe cuántos derrames han ocurrido y qué se está haciendo para la limpieza y prevención de los mismos.

Debemos conocerse el número y nombre de las empresas que realizan los trabajos de limpieza, el monto que cobran y si son empresas legalmente constituidas.

Lo anterior, debido a que se ha detectado que el citado derrame pudo haber sido deliberado, lo que podría considerarse sabotaje, pues según lo reconoció el delegado de PROFEPA, aparentemente sólo quisieron contaminar y no robar el petróleo.

La alta incidencia en este tipo de incidentes ha provocado que se contraten empresas particulares para limpiar las zonas dañadas, lo que derivado ya en un pingüe negocio, merecedor de investigarse a fondo.

El derrame antes citado, no es un hecho aislado, también se han detectado otros como el ocurrido en la estación de bombeo número 7, ubicada en San Martín Texmelucan, Puebla.

Más aún, la opacidad que ha mostrado la propia paraestatal en materia de investigación, la vaguedad en la entrega de resultados sobre las causas de los derrames, así como la nula planeación sobre prevención de futuros derrames.

Esos derrames de crudo afectan a la salud, el medio ambiente y a la economía del país, porque podrían implicar una nueva forma encubierta de corrupción.

Tan sólo en los últimos meses de 2011, ocurrieron al menos tres derrames graves de petróleo en Veracruz, dos de los cuales contaminaron kilómetros del río Cazones, y otro ocurrido el 7 de diciembre pasado que alcanzó la zona urbana de Poza Rica.