*Cuatro casos de la crisis que enfrente Peña
El Gobierno de la República encabezado por el Presidente Enrique Peña ha enfrentado graves crisis de política interior: tenemos el caso de Ayotzinapa, el caso de Tlatlaya, la problemática que surgió de la famosa Casa Blanca, y ahora la fuga de “El Chapo” Guzmán.
Independientemente de las terribles consecuencias que conlleva para nuestra democracia, hacen patente la falta de seriedad y compromiso por parte de quienes ejercen, desde el Ejecutivo Federal, la alta responsabilidad de velar por la seguridad y los intereses de la nación.
Y decimos irresponsabilidad, pues en el mismo vuelo viajaba el Presidente de la República y el Secretario de Gobernación, a una cita en el exterior.
Actualmente, nos encontramos ante un escenario nacional que podemos llamarlo como si fuera un desastre, que hace indispensable exigir el cumplimiento y el respeto del Estado de Derecho.
Y digo que es un desastre porque traemos, además de los problemas de inseguridad, traemos los problemas vinculados al respeto de los derechos humanos, los problemas económicos del país, y los problemas de desarrollo social que no dejan de seguir preocupándonos a todos los mexicanos.
Sin duda, que las instituciones deben ser fortalecidas y protegidas para que los servidores públicos que las tienen a su cargo, realicen sus atribuciones constitucionales y legales de manera que se cumpla con el objetivo de forjar un bienestar general en la población, a la cual todos los funcionarios servimos.
El Poder Ejecutivo tiene a su cargo funciones de especial relevancia para garantizar la seguridad y tranquilidad de las personas, por ello resulta de especial importancia que la persona que ostenta estas atribuciones se encuentre en el territorio nacional, sobre todo cuando el Titular del Poder Ejecutivo está ausente.