*Cruzada que medra con el hambre del pueblo
Al contratar empresas transnacionales para la Cruzada Nacional contra el Hambre, es un error conceptual de una responsabilidad del Estado, en donde quiere justificarse la intervención de la iniciativa privada.
El hambre en el mundo ha sido un gran negocio para las empresas transnacionales, llegando al extremo de firmarse convenios ahora en la Cruzada Nacional contra el Hambre con Pepsi y Nestlé a nivel nacional.
Nestlé se compromete a impartir 15 mil horas de capacitación a las mujeres en los municipios más pobres del país, para ver cómo se alimentan mejor, cuando carecen justamente de los alimentos.
Hay que cambiar la lógica de las políticas públicas en materia de desarrollo social, eliminando lo focalizado, el control clientelar y corporativo y al mismo tiempo la lógica electoral.
De los 400 municipios contemplados en la Cruzada Nacional, 190 de acuerdo a los datos de CONEVAL, no están en condiciones de pobreza extrema, más aún hay municipios cuyo rango de población es muy bajo en condición de pobreza.
Por ejemplo, Baja California se incorporó a las ciudades de Tijuana, Mexicali y Ensenada, donde el porcentaje de población de pobreza es 3.5 %, mientras municipios de Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Tabasco donde casi la totalidad de la población está en condiciones de pobreza extrema y alimentaria, no forman parte de la Cruzada, pero Mexicali, Tijuana y Ensenada representan el 80% del padrón electoral en las elecciones de este año.
Por eso, tampoco es casual que se haya incorporado a la Ciudad de México, donde hay 178 programas, comedores populares, pensión universal para adultos mayores, se incorpora a delegaciones como Iztapalapa, Gustavo A. Madero, Tlalpan y Álvaro Obregón, donde no solamente está el 48% del padrón; sino esta el 49% de los votos que obtiene la izquierda en la Ciudad.
Lo que esta atrás de esta lógica de la Cruzada, es un control clientelar y corporativo que va a medrar con la pobreza y la necesidad de la gente, cómo lo han hecho en el Estado de México.