*Se privilegian intereses privados

Tanto la reforma en telecomunicaciones como en la energética se privilegian intereses privados por encima del bienestar colectivo, particularmente en lo relativo a los derechos de los trabajadores de estos sectores que al final serán los más perjudicados con estas reformas legales.

En cuanto a la reforma en telecomunicaciones y radiodifusión, los trabajadores enfrentan un enorme riesgo por lo que hace a las medidas de venta de activos y desincorporación de las empresas que prevé esta legislación, particularmente en lo que respecta al anuncio de una de las mayores empresas de telefonía del mundo, la cual está próxima a partirse, lo que deja a sus trabajadores en la incertidumbre total.

La industria de las telecomunicaciones genera casi 130 mil empleos, y la radiodifusión otros 60 mil indirectos, con más de 180 mil indirectos.

Esta suerte al parecer será secundada en la reforma energética, ya que nuevamente el proyecto de dictamen consolida únicamente la visión gerencial, pronosticando la bonanza de la industria petrolera y energética, sin revisar las condiciones en que se desenvolverán las relaciones laborales, ni los efectos que tendrá.

La planta laboral de Pemex se integra por 153,233 empleados, y la Comisión Federal de Electricidad por 70,527. Con la apertura de PEMEX y CFE, el dictado en las leyes secundarias va hacia la incorporación de vínculos con el sector privado, tercearizando la supuesta generación de nuevos empleos a los parámetros laborales que determinen estas empresas.

Con estas medidas se pone en riesgo la fuente de trabajo de estos miles de empleados de ambas empresas y en el mejor de los casos habrá nuevas contrataciones, aunque ya se augura que los particulares dejarán los mejores cuadros a su personal de confianza, y si las empresas son extranjeras, como se prevé, la exclusividad de espacios será reserva de sus connacionales.

El privilegiar el interés de las empresas no generará los empleos alardeados en la iniciativa enviada por el Ejecutivo; mantendrá el statu quo, condimentado por las “novedosas” instituciones de flexibilidad laboral, que nos dejó la ola pasada de la reforma laboral.  Hay que ver la calidad de trabajos que ofrecerán.