*Ni jueces ni magistrados quieren a Medina Mora
La sesión en que se aprobó a Eduardo Medina Mora en realidad se convocó para formalizar una decisión que se había tomado de nombrar Ministro de la Suprema Corte, ordenada por Enrique Peña Nieto y asumida en forma triste, abyecta por el PRI, el Partido Verde y el PAN para imponer a Medina Mora en la Corte.
Ni los propios jueces ni los magistrados quieren a Medina Mora y votar por él fue votar por restaurar el presidencialismo imperial.
Medina Mora no tiene antecedentes como juez ni como magistrado; por lo tanto, no tiene carrera que demuestre eficacia, probidad y capacidad en la impartición de justicia.
Tiene antecedentes muy cuestionables en el espionaje, la seguridad pública y la procuración de justicia en los años de mayor violencia y mayores violaciones de derechos humanos cometidos a nombre del combate al crimen organizado y privilegiar el uso de la fuerza policíaca en la resolución de conflictos sociales en nuestro país.
No hay muestras de honorabilidad, ni de competencia en actos que la propia Corte documentó en muchas de sus diversas resoluciones.
Nombrar a Medina Mora como Ministro fue premiar la impunidad de la violación a estos derechos humanos, fue un pésimo mensaje a toda la comunidad internacional que ha alertado sobre la grave crisis que vive nuestro país en este terreno, agudizada con el caso de los 43 normalistas desaparecidos en Ayotzinapa.
Del michoacanazo, más allá de la forma en que se obtuvieron la libertad de los 38 implicados, el punto central es que en ningún caso, ni siquiera uno, se lograron acreditar los delitos imputados, entonces, puede surgir aquí dos hipótesis: uno, que se hace uso de la PGR para hacer acusaciones políticas sin ningún sustento o dos es tan incompetente que no logró probar la responsabilidad de nadie en ninguno uno de los acusados; cualquiera de las dos cosas es muy grave y lo inhabilita para el cargo de Ministro.
El hecho de que Medina Mora haya subido a las redes y a los medios para defenderse, habla precisamente de que se trata una persona que no tiene buena reputación, que no es capaz como abogado; ni se ha distinguido por su honorabilidad y estos son requisitos ineludibles para poder ser nombrado Ministro, la buena reputación y la honorabilidad no se construyen desmintiendo las críticas y el hecho de que él mismo ande haciendo campaña para mejorar su imagen es que el mismo reconoce que su reputación es muy, muy mala y éste es un requisito constitucional que él no cubre.
Con el antecedente del Michoacanazo, nombrar a Medina Mora fue premiar la incompetencia como Procurador de la República y el uso y abuso de las figuras del arraigo y testigos protegidos; asimismo, se partidizó el ejercicio de la justicia, un mensaje tremendo en pleno proceso federal electoral de este 2015.
Medina Mora ha mentido sistemáticamente al negar que él no conoció el operativo Rápido y Furioso, una operación que permitió introducir armas ilegales el país, armas que fueron a parar al crimen organizado, armas con las cuales se asesinó a muchos connacionales; elegir a Medina Mora como Ministro es premiar el intervencionismo de Estados Unidos y la ilegalidad para combatir el tráfico de armas donde los propios norteamericanos son juez y parte.
Podemos recordar que durante el sexenio de Carlos Salinas, Medina Morada fungió como asesor del equipo negociador del Tratado de Libre Comercio, que ha representado el desmantelamiento de nuestra industria y la devastación del campo mexicano, eso sí ocasionó la concentración de la riqueza de los hermanos Carlos Salinas y Raúl Salinas de Gortari, tal vez, por ello como lo señaló el periódico Reforma, Medina Mora descongeló las cuentas de Raúl Salinas antes de que lo determinará el juez, no respeta a los jueces, se salta al Poder Judicial al que ahora él quiere pertenecer.
Medina Mora pertenece al grupo salinista que está de regreso en la Presidencia; con su voto el PRI y el PAN y el Verde van a elegir al Ministro incómodo, como Raúl Salinas fue el hermano incómodo.
Votar por Medina Mora fue entregarle la mayoría de la Corte a Peña Nieto y, con ello, extender sus afanes presidencialistas que anulan el equilibrio de poderes independientes y autónomos que definen a nuestra República. Implica no respetar el Federalismo, que intervengan estados y municipios a su antojo, con un Congreso abyecto y, ahora, un Tribunal entregado el Presidente.
El señor Medina Mora quería formar parte de un órgano del Estado contra el que litigó persistentemente; negar los hechos, mentir, distorsionar, han sido constantes en la actuación de Medina Mora, sólo en una de las pocas cosas que Medina Mora no le ha mentido a los mexicanos es en lo que toca a los costos de una estrategia que él y otros diseñaron la llamada guerra contra el narcotráfico, él dijo: “será una guerra larga, costosa, difícil”, lo declaró al diario El País en noviembre de 2008 y lo ha sido, pero Medina Mora a mirado la estela de muerte desde la comodidad de las Embajadas en el Reino Unido y en Estados Unidos, ya que aquí se habla de congruencia, habría que preguntar al proponente ¿dónde está la congruencia cuando se propone el máximo tribunal del país a uno de los arquitectos de la guerra contra el narcotráfico que según el gobierno actual fue una estrategia fracasada?, luego por eso les dicen: que no entienden, que no entienden.
Premiar a uno de los responsables del tiradero que les dejaron en materia de seguridad es un enorme agravio o debiera serlo, al menos para Peña Nieto.
La incapacidad de Medina Mora para elaborar estrategias y trabajar junto con García Luna obstaculizó los esfuerzos de lucha contra las drogas y la capacidad de la PGR para procesar a los criminales, esto no lo digo yo, lo dice la Embajada de Estados Unidos.
Este Senado hizo hacer oídos sordos a las más 50 mil firmas que se recolectaron para que no se designara a Medina Mora como Ministro, a las voces de organizaciones defensoras de derechos humanos, a organismos de derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, a especialistas de los medios de comunicación que alertaron sobre el sesgo conservador e ineficaz de un abogado que ha perdido todas y cada una de las batallas que emprendió como abogado del país.
No es posible que cuando la Suprema Corte quiere modernizarse, actualizarse y estar abierta a la nueva Constitución, a las nuevas corrientes y tesis sobre derechos humanos de primera, segunda y tercera generación se opte por un Ministro que representa todo lo contrario.
Votar a favor Medina Mora representó un signo ominoso sobre la captura del Estado y el menosprecio a los derechos humanos fundamentales de las mujeres, de indígenas, de los derechos a la información, a la libertad de expresión, a libre manifestación.