*El pueblo ya no quiere puras palabras

Las letras no entran cuando se tiene hambre, esto no sólo es un dicho popular sabio, sino una realidad concreta y contundente y los que somos educadores sabemos que es imposible pedirle a un niño que aprenda si no come, si no tiene acceso a alimentos sanos suficientes y nutritivos.

Por eso Brasil se desarrolla, porque las buenas costumbres para la alimentación van implícitas en los desayunos y las meriendas que se les ofrecen a estos niños en todo el proceso de educación por el que atraviesan.

Por eso les pedí a los colegas que reflexionaran porque no va a haber calidad de la educación si no admitían una incorporación a la ley de protección a la infancia.

No lo logré y pues entonces ninguno tendrá autoridad moral, ni el Presidente  de la República, ni el secretario de Educación, ninguna autoridad tendrá autoridad moral para pedir educación de calidad a los directores de las escuelas y a los maestros si no incorporamos el tema al inventario entre las condiciones para que haya educación de calidad.

Por eso les estábamos proponiendo de manera muy concreta que además de los tres aspectos ya señalados, la relevancia y la pertinencia del currículo; la disposición de la infraestructura y el equipamiento adecuados; que se incorpore también la alimentación sana, suficiente y nutritiva para poder garantizar educación de calidad como señala el artículo tercero constitucional.

Votaron para que no se incorporara y entonces  esa ley tendrá el mismo destino que otras leyes que con mucho ánimo, con mucha dedicación, con mucha enjundia, con mucho compromiso aparente, aquí se plantea, pero al terminar son puras palabras y las palabras no es lo que requiere el pueblo.

El pueblo ya está cansado que los discursos sean para los pobres y que los recursos sean para los ricos.