*Los demonios andan sueltos en Los Pinos

Debemos de reconocer que los demonios están sueltos. Debemos de reconocer que no solamente el presidente de la República y su gobierno, pero sí el político de mayor responsabilidad en estos momentos de tanta incertidumbre, porque también sabemos que la corrupción está en todos los partidos, chiquitos, grandotes, también en los tres órdenes de gobierno y en los tres poderes  pero eso no exculpa a nadie de su responsabilidad.

Y hoy nos toca precisamente hablar de las propuestas del Presidente de la República, como les dije, la autoridad de mayor responsabilidad en estos momentos de incertidumbre en nuestro país.

Y como dijo “El economista”, el Presidente no entiende que no entiende. En el plan de ayer no hay nada que no sepamos, es un listado de obviedades que son obvias para todos. Ocho compromisos para un solo fin. No robarás. Los mandamientos lo dicen claramente y no lo tienen que explicar, el gobierno no puede tomar dinero de los ciudadanos para sus fines personales, y ese es el problema. Un nuevo secretario que investigará y definirá lo que es de dominio público, con información pública, que todos ustedes han proyectado en vivo y a todo color.

Ya no hay nada en lo obscurito, todo se sabe, todas las relaciones y las relatorías de los hechos de corrupción que se acaban de mencionar están ahí grabadas en los medios, pero también grabadas en las mentes de cada mexicano que no alcanza su dinero y que le quitan su dinero de su trabajo que tanto le cuesta, para que luego se vaya a los bolsillos de los políticos.

Lo que nos presenta el Presidente son medidas tardías, en todo, no solamente en el tema de corrupción y de transparencia, en lo económico lo mismo, una reducción de gasto de 2 por ciento, ¡por favor!, cuando la deuda, la enorme deuda, la más grande deuda en un año que haya tenido el país, significa el 17 por ciento. ¿De qué  tamaño va a tener que ser el sacrificio del gobierno? Porque si no volverá a ser como en las crisis recurrentes del pasado del PRI, el sacrificio de los ciudadanos. Y en las próximas semanas vamos a ver cómo le vamos a exigir  al gobierno que se apriete en cinturón, porque los ciudadanos no están dispuestos a apretárselo una vez más.

Se toman medidas y hablamos de reformas estructurales, y yo les digo que están en riesgo por la falta de voluntad y por la falta de seriedad, no se ven ganas de gobernar. Generan percepción de que es un club de amigos que llegaron al gobierno para repartirse el botín, sin idea de lo que es gobernar. Un líder que se creía carismático llegó al poder con deseo de aplausos, no de transformar o mantener un equilibrio en el país que le permita desarrollarse.

“Ya sé que no aplauden”, eso dijo el Presidente. “Los mexicanos no tenemos motivo para aplaudirle y no le aplaudiremos”, le dice la gente al Presidente. “Le vamos a aplaudir cunado nos dé una explicación de su propia casa, de la Videgaray y de la de Castillejo, que convenza a la gente”; “cuando su bancada apoye el Sistema Nacional Anticorrupción y no lo siga bloqueando como hasta el momento”; “le vamos a aplaudir cuando la gente sepa que en su gobierno no se roba”, porque la gente no aguanta más señor Presidente.

Esperamos que nuestro señor Presidente esté a la altura de las circunstancias. El horno no está para bollos, como dice la gente.